Por su afición al deporte, a las rutas en coche y a la naturaleza. Paz, junto a su pareja Nacho, con quien ha realizado el viaje a Sudáfrica y disfrutado de numerosas actividades.

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La ficha

Lugar y año de nacimiento
— Vigo (1988) por circunstancias familiares, pero en realidad, isleña. Sus recuerdos de infancia la transportan a Ciutadella.

Formación académica
— Licenciada en Ciencias de la Información, con máster en Dirección de Comunicación y Relaciones Públicas, probó el periodismo pero finalmente se decantó por el marketing y la comunicación de empresa

Vive en...
— Eivissa, desde hace más de 6 años

Viaja para...
— Conocer otras culturas

Países que ha visitado
— Por trabajo o por placer, Paz ha conocido lugares como Japón, China, Emiratos Árabes, Irlanda, Reino Unido, Suiza, Portugal, EEUU, Cuba, República Dominicana, Brasil, Marruecos, Alemania..., y un largo etcétera. Su última experiencia ha sido en Sudáfrica.

Trabajar para la compañía de las dos cerezas, Pachá, con una importante presencia internacional y con Pachá Ibiza como buque insignia, le ha permitido viajar y no poco. Paz Arbalejo es brand manager de este conocido grupo empresarial, es decir, trabaja en la estrategia de las marcas a nivel de marketing y comunicación. El día 21 de este mes estará en Londres con una de esas marcas, Lío, que aúna restaurante, club y cabaret, para un pop-up show de seis semanas, aunque ella estará el tiempo justo para comprobar que toda la maquinaria de presentación funciona.

Esta menorquina viajera ha conocido por motivos laborales Tokio, Hong-Kong, Dubai, Macao, Dublín, Londres, Saint-Moritz o el Algarve portugués entre otros destinos. Antes de instalarse en Eivissa había visitado ciudades europeas, estudiado en Nueva York y hecho turismo en Turquía pero curiosamente no conocía la isla hermana que ahora adora. «Eivissa es un lugar maravilloso, tiene mucha vida y posibilidades profesionales por mi perfil», explica, actividad que definitivamente y pese a haber probado el periodismo informativo, ha centrado en el marketing y la comunicación de empresa.

En la isla pitiusa ha conocido a su pareja, Nacho, quien comparte su afición por los viajes de deporte y aventura. Juntos han hecho el que ha sido, de momento, el viaje más emocionante: Sudáfrica, durante tres semanas, entre diciembre y enero pasados.

Un viaje de placer por primera vez largo en el tiempo y de turismo activo, tal y como ellos son, «sabíamos que en Sudáfrica podíamos hacer muchas cosas y que la comida era rica, pudimos conocer bodegas y muchos vinos, también conducir, que nos gusta mucho, nos pareció un viaje muy completo».

Gastronomía, naturaleza, un safari, ruta por carretera, trekking, kitesurf en Ciudad del Cabo y sumergirse en las aguas de Gansbaai: Sudáfrica les pareció el destino perfecto y así ha sido, han disfrutado al máximo.

La pareja apenas se detuvo en la capital sudafricana para hacer escala en su aeropuerto, porque estaban más interesados en costear, recorrer con un coche la denominada Garden Route, un itinerario que une Ciudad del Cabo con Port Elisabeth y que se considera uno de los viajes más espectaculares para realizar por carretera.
De Johannesburgo a Cape Town

«No nos recomendaron hacer turismo por libre en Johannesburgo, así que simplemente cogimos un vuelo de enlace a Ciudad del Cabo y allí estuvimos ocho días y aprovechamos para hacer un curso de kitesurf; también alquilamos un coche e hicimos toda la Ruta Jardín, es muy conocida y va desde el oeste al este del cabo, a toda la parte sur de Sudáfrica le llaman the Cape, el Cabo», apunta Paz. Esa parte del viaje estuvo sobre todo dedicada a conducir, admirar el paisaje, realizar trekking y actividades acuáticas como el surf.

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«Nos gusta mucho conducir, la ruta tiene 800 kilómetros y cuando llegamos a Port Elisabeth tomamos otro vuelo a Johannesburgo, donde pasamos una noche y de ahí iniciamos otra ruta de unos 500 kilómetros hasta el Parque Nacional Kruger».

Este parque es una de las reservas más grandes de África y del mundo, tiene una superficie de 22.000 kilómetros cuadrados, y allí los viajeros pudieron cumplir otra de las ilusiones que les guió hasta Sudáfrica: realizar un safari de tres días de duración.

«Pudimos ver lo que ellos llaman ‘los 5 grandes’, que es lo que suelen prometerte cuando vas de safari, el leopardo, el león, el elefante, el búfalo y el rinoceronte, los más peligrosos para ellos, y me sorprendió, porque algunos los suponía, como el leopardo o el león, pero otros no, animales que si se fijan en ti y empiezan a correr a 50 kilómetros por hora pueden matarte», relata, pero afortunadamente, todo suele estar bajo control en este tipo de experiencia, aunque ver pasar a dos o tres metros del coche un leopardo es algo que no olvidará.

«El ‘Kruger’ es un parque muy especial, como nunca había hecho un safari me imaginé esas grandes extensiones de tierra que nos han enseñado siempre pero no, es una mezcla entre selva y sabana», recuerda Paz, esto hace que la vegetación dificulte algo más los avistamientos de la fauna. Hay mucha vegetación alta y ríos. «Es más difícil ver a los animales, pero tienen comida todo el año, así que la suerte es que no suelen migrar, no ves esas manadas que se ven en el Serengueti o el Masai Mara pero sí puedes verlos en un ambiente relajado para ellos, quizás no veas 50 elefantes pero sí tres que están muy cerca de ti, y están bastante acostumbrados a ver pasar los vehículos».

La rutina diaria, tras dormir en una cabaña, era levantarse a las 5 de la mañana para salir, media hora después, acompañados de un guía en un vehículo descapotado para realizar rutas de tres horas por diferentes caminos en el interior de la reserva. «Los guías saben dónde se encuentran a gusto los animales y se les puede ver, vas buscando, pero nunca sales del lodge en el que te hospedas sin permiso o sin guía; a las 4 de la tarde comienza la segunda ruta, que acaba sobre las 8 o así y luego cenas y te acuestas pronto, porque al día siguiente a las 5 de la mañana te vuelves a levantar». Pero no importaron los madrugones, para la menorquina valieron la pena esos tres días, antes de echarse de nuevo a la carretera para recorrer la Panorama Route.

Se trata de otro recorrido por el norte del país en el que abundan los escenarios naturales espectaculares. «Pudimos ver varias cataratas, Lisbon Falls, Berlin Falls y las montañas del Drakensberg (montañas del dragón en afrikáans); también el Blyde River Canyon, e hicimos el recorrido del principio pero en sentido inverso hacia Johannesburgo para coger el vuelo de vuelta». Paz guardará un buen recuerdo de los habitantes de Sudáfrica, «son extremadamente educados en el trato, es lo que destacaría, y parece que no solo es una cortesía sino que se interesan de verdad por ti». Como ejemplo pone que gracias a un amable conductor de Uber pudo hacer «el trekking más maravilloso de mi vida», ya que en lugar de hacer una carrera larga hasta su alojamiento les guió por menos dinero hasta Lion’s Head «con unas vistas impresionantes, quieren que disfrutes de su país, y eso me gustó».

Su motivación para viajar reconoce que no es original. «Todo el mundo dice lo mismo pero supongo que es porque es verdad, me gusta viajar para conocer diferentes culturas, distintas formas de hacer, ver y sentir las cosas». Por mucho que hoy día los viajes se preparan al detalle gracias a internet, «luego llegas allí y yo nunca había visto nada igual, Sudáfrica ha tenido diferentes colonizaciones, muchas cosas en su cultura hacen referencia a ellas, han integrado y hecho suyas costumbres muy diferentes».

Por otro lado, Paz apreció que el apartheid marca, y probablemente lo hará durante más generaciones, la posición social según la raza. «Es triste ver cómo todavía hay esa diferenciación racial, lo notas en que las personas del servicio siempre son negras, mientras que los clientes y los propietarios de los negocios suelen ser blancos», reflexiona. Es una zona en la que no abunda tanto el turismo español como el holandés o el alemán, «cuando les dices que vienes de España les hace gracia, y si dices Eivissa pues lo conocen ¡me sorprende! y claro, te dicen party, fiesta (ríe)». Paz ya tiene en mente próximos viajes, uno a Croacia y otro puede que a Costa Rica. La previsión es necesaria, «solo si reservamos con mucha antelación podemos pagarnos los billetes».