Sunrise Village, en Sol del Este. Este aparthotel de Es Castell que aglutina toda una manzana de la urbanización, dejó de explotarse hace unos quince años y hasta la fecha no hay comprador o inversor que quiera relanzarlo. | Gemma Andreu

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Son esqueletos que se levantan con más pena que gloria en zonas turísticas. Mamotretos por los que miles de visitantes pasan a diario en plena temporada de verano, alarmados ante tan malsonantes notas. Cerrados, abandonados, descuidados, en ruinas. Con maleza saliendo de las ventanas y ocupando sus terrazas. Meca de grafiteros. Y claro polo de atracción para okupas, que pueden campar a sus anchas sin el temor de ser ‘desahuciados’ por sus propietarios, en muchos casos, los bancos. Es ejemplo de ello el centro comercial inacabado desde hace más de veinte años en Calespiques (Ciutadella), actualmente okupado.

Los edificios abandonados que se alzan en las preciadas zonas turísticas de la Isla no son foco de las cámaras, ni imagen de postal. Pero están ahí. Llevan decenas de años inertes, sin actividad y sin previsiones de que su situación mejore. La mayoría fue víctima de crisis económica tras un boom inmobiliario, que trasladó los proyectos de los promotores a las entidades financieras. Y ahí agonizan.

En la Avinguda de s’Arenal de la urbanización de Arenal d’en Castell, y en una parcela de casi 4.000 metros cuadrados, se alza un edificio en estado ruinoso. Pertenece a Banc Sabadell Real Estate Activos. El bloque de 32 viviendas turísticas está inacabado y hay que recordar que desde 2007 y hasta 2013 una imperiosa grúa que amenazaba peligro ‘colgó’ en este edificio. Cerca de este bloque se alza otro conjunto de chalés, tampoco acabados. Son del banco malo.

El alcalde Francesc Ametller, quien agrega a estos dos grupos, el edificio inacabado en la entrada de Fornells y otros bloques de Es Mercadal, considera que el Govern debe poner mano dura y legislar sobre estos edificios inacabados que dan muy mala imagen. «A la nueva ley balear le falta dar un paso en este sentido, debe actuar sobre los grandes tenedores». Opina que por criterios estéticos, al menos debería ser de obligado cumplimiento acabar las fachadas. «Los ayuntamientos estamos limitados en este aspecto», agrega.

En la urbanización de Torre-solí, la maleza está comiéndose toda una manzana de 28 chalés unifamiliares comprendidos entre las calles Mare Nostrum, Es Cul de sa Galera y Los Delfines. También pertenecen al banco malo, según informa el Ayuntamiento. Algunos de ellos se vendieron y, por tanto, están cuidados y ocupados. Pero la mayoría enseña su cara menos amable en una zona de frenética actividad turística. Tan solo dos calles más arriba, otro conjunto de chalés quedó sin acabar. Llevan allí una quincena de años.

El concejal de urbanizaciones del Ayuntamiento de Alaior, Roger Ferrer, considera que cuando se trata de inmuebles de propiedad individual es más fácil su reconversión. Y recuerda que complejos de Cala en Porter amenzaban con cerrar, pese a ello, se salvaron por este hecho. Pone también el ejemplo del denominado Bahía Park, ahora Nelva Resort. Estuvo unos años cerrado con lo que ello comportaba para la imagen de la urbanización. Pero se retomó la actividad de estos 60 apartamentos tras una reforma integral del conjunto.

También forma parte de estos top ten de los mamotretos turísticos el aparthotel Sunrise Village de Sol del Este, en Es Castell. En este caso, está cerrado y descuidado, aunque no abandonado. Hace alrededor de 15 años que dejó de explotarse y hasta la fecha no tiene comprador o inversor que quiera relanzarlo. Muros resquebrajados, palmeras víctimas del picudo rojo y hierbajos por todos lados. En este caso, hay personal que lo vigila, para evitar okupas y actos de vandalismo en su interior. Y hay más.