Los terrenos, en suelo rústico común, están situados detrás del Club de Tenis Mahón. | Javier Coll

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Ha pasado más de un año desde que Consell y Ayuntamiento de Maó se comprometieron a buscar una nueva ubicación para el refugio de animales y empieza a perfilarse una solución. Los terrenos que el Consistorio ofrece están cerca de Bintaufa, detrás del Club de Tenis Mahón, y tienen una superficie útil mucho más grande que la actual. La parcela es de 6.525 metros cuadrados frente a los 4.300 que tiene la actual en el polígono de Maó, junto al supermercado Mercadona, aunque en realidad debido a su peculiar forma de trapecio, solo se usan 2.500 metros cuadrados, lo que hace que los perros estén muy limitados a la hora de dar paseos o ejercitarse al aire libre. En el futuro centro de acogida tendrán zonas en las que podrán correr, pero el proyecto está todavía en fase embrionaria.

El Ayuntamiento cederá estos terrenos de propiedad municipal y calificados como suelo rústico común en el Plan General al Consell, para que la Conselleria de Cooperación Local sea la que elabore el proyecto y construya el nuevo refugio. La localización exacta está entre el Camí Llarg y el Camí de Trepucó, cumple el requisito que solicitaba el Consell de tener más de 4.000 metros cuadrados y ahora queda por resolver el acceso desde la carretera, que podría discurrir por el lateral del club de tenis.

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Esta opción, en una parte de la ciudad con más espacio abierto, se ha impuesto a otras opciones barajadas inicialmente en el polígono industrial y comercial, donde se encuentra la perrera actualmente, demasiado cerca del matadero municipal, por debajo del nivel de la vía pública y sin posibilidades de crecer debido al desarrollo comercial en los terrenos colindantes.

De momento, y a la espera de que se elabore el proyecto del futuro centro de acogida animal, el Consell ha optado por realizar mejoras puntuales en el recinto actual, muy deteriorado, con la vista puesta ya en el futuro centro. Cabe recordar que en febrero del año pasado la institución contó con una aportación extra al aceptar la herencia de 73.630 euros que dejó en 2014 una mujer británica, Joyce Walchester, para dedicarlos a la protección y el bienestar de los animales abandonados que viven en los centros de acogida. Esa herencia se tuvo en cuenta en el presupuesto de 2018 para realizar las mejoras más urgentes en la perrera, que junto con la de Ciutadella está bajo la gestión de la UTE Vets Ciutadella-4Oceans Nura desde diciembre de 2017.