Un joven en una tienda de artículos de deporte probándose unas deportivas mientras se conecta a internet. | Gemma Andreu

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Probar en la tienda y comprar en una plataforma virtual. Es la última tendencia que tiene en vilo al comercio local de la Isla. Y es que los negocios se están convirtiendo en probadores del producto que luego el comprador acaba adquiriendo a gigantes de las ventas por internet. Esta práctica, que se le ha bautizado como showrooming (es decir, mirar, probar y tocar artículos en las tiendas que luego acaban comprando on line), tiene indignado al comercio local quien ve como su mejor arma -y quizás la única que le quedaba para subsistir frente a las compras virtuales- se está yendo al traste. Hace tiempo que existe, pero ahora la práctica se ha extendido y universalizado.

Lo tachan de competencia desleal. Y ya no hay freno para acto «tan frustrante para un vendedor», asegura el gerente de Ciutadella Antiga, Macià Coll. Es un nuevo golpe al pequeño comercio. Ellos hacen el trabajo de atender al cliente para captar una compra cuando, luego, no hay recompensa en el cajón, no porque el producto no interese, sino porque lo adquirirán por internet. El cliente acude a la tienda, observa, se prueba el producto, elige tallas, toma -si puede- una foto de la referencia y con un «gracias, me lo pensaré», se va a casa, busca el producto y lo adquiere por internet. De hecho, existen incluso aplicaciones diseñadas para escanear los códigos de barras y buscar su mejor precio.

«Ven el ahorro inmediato, pero realmente no es más barato», indica Macià Coll, quien agrega que «el dinero que estás pagando se va, las grandes plataformas no tributan aquí, no reinviertes en tu territorio» e indica que los pequeños comercios serán cada vez menos sostenibles por lo que acabarán desapareciendo.

Para Macià Coll, en Menorca hay «poca sensibilización de la importancia de creer en el comercio local y la gente no entiende que pese a parecer más económico, realmente no es así». Recuerda que la primera vez que oyó hablar de esta práctica fue hace años en una tienda de vestidos para novios y fiesta. Es, cree, el summum, ya que probarse un traje de novia es una tarea que requiere una atención especial por parte del comerciante.

Por su parte, la presidenta de Mô Comercial, María José Soriano, indica que esta práctica está extendida. Coincide con Macià Coll en que «hay que concienciar» porque esto es «un pez que se muerde la cola, si no haces barrio, en unos años no habrá trabajo y por tanto, tampoco dinero para gastar». Es clara a la hora de apuntar que si vienes, te pruebas, y luego compras el mismo artículo por internet, después no vayas a ese comercio a buscar trabajo, «que lo busquen también en internet», agrega.

La gran arma del comercio local ha sido siempre la atención personalizada, enseñar el producto y que el cliente se lo pueda probar. Ahora, ni eso les queda para captar clientes. Ya que este aprovecha la atención del comerciante y luego acaba comprándolo en plataformas digitales.

Algunos negocios no ven tan disparatada la idea que lanzó el gobierno de Castilla y León de hacer pagar por probarse ropa y que en algunas ciudades ya se está aplicando. Si te llevas el producto, se te descuentan los dos o tres euros pagados, si no, te hacen un vale en caso de regresar a comprarlo. Hay quien cree que podría ser el golpe definitivo para plantar cara a internet. Pero hay otros quienes creen que tendría el efecto contrario, ya ni tan siquiera entrarían a la tienda.

Es una medida que pisa la raya y que debería aplicarse con prudencia, ya que podrían acabar pagando justos por pecadores. Es una medida difícil de tomar, considera María José Soriano. Pero es de la opinión de que se podría valorar con muchísima cautela en el caso de que la práctica fuera a más. Sería ya llegar al extremo. Por su parte, Macià Coll indica que cuando lo escuchó «me pareció absurdo, percibo mal llegar a estos estados, ya que castigas a todos», pero es una medida que si la piensas puede tener su sentido, opina.
Todo apunta que el showrooming no va a pasar de moda.