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La Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo -popularmente conocida como la 'Cofradia de la Sang'- ha recorrido la noche de este jueves las calles y plazas del centro urbano de Maó. La procesión, que ha cerrado los oficios de Semana Santa en Menorca, ha transcurrido en un intenso y respetuoso silencio, interrumpido únicamente por el redoble de tambores con sordina.

El obispo de la diócesis, Francesc Conesa, ha participado en este acto, que ha registrado una gran asistencia. La procesión ha dado comienzo a las 22.30 horas. Ha salido de la iglesia de Sant Josep. Los cofrades, encabezados por el hermano mayor, Matías Marino, han portado la imagen de Jesús en la cruz con María Magdalena.

Han asistido también cofrades de las hermandades mahonesas de San Pedro Apóstol, Vía Crucis, La Piedad y San Juan Evangelista, y los Centuriones de San Cornelio.

Última cena

Después de la Misa Crismal, oficiada el Miércoles Santo en la Catedral de Ciutadella, donde los presbíteros de la diócesis renovaron sus promesas sacerdotales y fueron bendecidos los santos óleos (Crisma), este Jueves Santo la Iglesia menorquina ha continuado la liturgia de la Semana Santa con la conmemoración de la última cena de Jesús. El Jueves Santo, también denominado "Día del amor fraterno", inicia el Triduo Pascual que culminará con el Domingo de Pascua de Resurrección después del Viernes Santo -dedicado a la muerte y entierro de Jesús- y la vigilia del Sábado Santo.

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En la iglesia de Santa María de Maó, después de la Eucaristía de la última cena, la Orquesta Filarmónica del Ateneo ha interpretado el Concierto de las Siete Palabras de Cristo, y posteriormente ha empezado la procesión de "La Sang".

Institución de la Eucaristía

En la celebración de la Santa Cena del Señor, en la noche del Jueves Santo, la Iglesia vive uno de los momentos más relevantes del año litúrgico, consistente en la institución de la Eucaristía. El color de este oficio es el blanco eucarístico, que sustituye al morado cuaresmal. Se canta el "Gloria" y al mismo tiempo repican las campanas, que dejarán de sonar y no volverán a hacerlo hasta la Vigilia Pascual, en la noche del Sábado Santo. Es un oficio festivo, pero sobrio y de gran solemnidad, que precede a la pasión y muerte de Jesús.

El Evangelio explica el lavatorio de pies de Jesús a los discípulos, uno de los momentos con mayor simbolismo, porque después será realizado en el presbiterio por el celebrante que oficia la misa, al lavar los pies a doce personas, recordando a Jesús antes de la última cena.

Durante la noche se lleva a cabo la adoración del Santísimo en el "Monumento", donde han sido depositadas las formas consagradas. Es la "Hora Santa". En Menorca persiste arraigada la tradición de visitar los 'monumentos' instalados en los templos e iglesias parroquiales.