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El Domingo de Pascua, que celebra la Iglesia de Menorca con celebraciones litúrgicas en las parroquias y los tempos de la diócesis para conmemorar la resurrección de Jesús, marca el final de la Semana Santa. Es una jornada de extraordinario significado para toda la Iglesia cristiana, que arranco ayer noche con la solemne Vigilia Pascual cuyos símbolos fueron el nuevo fuego y el agua.

El obispo de Menorca, Francesc Conesa, proclama que «toda la vida del hombre es iluminada por Cristo resucitado», tal como ha escrito el Papa Francisco a los jóvenes.
Con la Pascua, Dios da a los cristianos la esperanza de la resurrección y una nueva forma de vida -la vida eterna-, representada en el regreso de Jesús de entre los muertos.

La Eucaristía revive la resurrección de Jesucristo, al tercer día después de haber sido crucificado, tal como se relata en el Nuevo Testamento de la Biblia.

En Menorca, además de las celebración litúrgicas, se han organizado las procesiones del 'Encuentro', que marcan el momento jubiloso del reencuentro de las imágenes de Jesús resucitado y la Virgen María. Las parroquias de Santa Maria de Maó, con asistencia del obispo Francesc Conesa, que también preside le Eucaristía pascual; El Roser de Es Castell, Sant Cristòfol de Es Migjorn Gran y Sant Martí de Es Mercadal acogen esta concurrida procesión.

También se canta el 'Deixem lo Dol' en Es Castell, Es Mercadal y Sant Climent, donde además se interpreta el canto de la Regina.

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Con el Domingo de Pascua de Resurrección empieza el tiempo pascual, que dura cincuenta días, y que finaliza el Domingo de Pentecostés.

Buscar a Cristo

El pastor de la Iglesia menorquina, Francesc Conesa, expone que «saber que Cristo está vivo nos pone en camino. Si Jesús ha resucitado, nuestra vida entera tendrá como meta encontrarnos con el para gozar de su amistad y amor eterno. Por eso hemos de ponernos en camino para buscarlo, pero no lo busquemos en el sepulcro, porque Cristo no se encuentra entre los muertos, sino entre los vivos».

«Jesús se acerca de muchas maneras a nuestras vidas y nos hace sentir su presencia», explica el obispo de Menorca, que añade: «la manera principal de encontrarse con el es a través de los sacramentos, que son los signos que nos dejó de su presencia. Esta presencia es permanente en el sacramento de la Eucaristía, que nos pone en comunión íntima con Cristo. Pero no olvidemos que está presente también en su palabra y en el sacramento del hermano, especialmente en los más pobres».

El mensaje de la Pascua

El prelado Conesa afirma que «si nosotros hemos experimentado de verdad que Cristo vive, no lo podremos callar. La Iglesia no tiene otra misión que la de transmitir a los hombres el mensaje de la pascua. Es un mensaje que debe alcanzar a todos, no sólo a los más cercanos, sino a todos los hombres. No hay que tener miedo de salir a las periferias y anunciar este mensaje de alegría y esperanza para el mundo».