Imagen de la playa de Macarella con un considerable número de bañistas tomada el 29 de junio del año pasado. | R.L.

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Macarella vivió el año pasado un repunte importante en la carga de bañistas en temporada alta. En el año en que se estrenaba el nuevo sistema de acceso, con el cierre del aparcamiento público de 160 plazas, el veto al vehículo privado y la puesta en marcha de un servicio de autobuses lanzadera, la emblemática playa superó en lo momentos punta los 650 usuarios, lo que supone doblar la capacidad de carga recomendada. Un año antes, cuando ya se había cerrado el aparcamiento privado de 350 plazas, la carga máxima registrada en julio y agosto se quedó en 385 personas.

Son los llamativos registros que arroja el estudio sobre la densidad de usuarios en las playas que anualmente elaboran la Agencia Reserva de Biosfera y el Obsam y que será publicado próximamente. Los recuentos, elaborados en los meses de julio y agosto con la misma metodología que el año anterior, reflejan una reducción de la superficie de playa disponible por bañista. En 2017 en los momentos punta se contabilizó una media de 12,6 metros cuadrados por usuario, mientras que el año pasado se redujo hasta los 7,4 metros.

A los usuarios de las casi 40 frecuencias diarias que Autocares Torres ofreció en temporada alta, se suman los que llegaron a Macarella a pie desde otras zonas y a los que lo hicieron por vía marítima. El balance es superior al que se obtuvo en 2017, cuando, cabe recordar, solo estaba operativo el aparcamiento de 160 plazas y no había servicio de autobús, después de que el se ordenara el cierre del aparcamiento privado irregular, con hasta 350 plazas, en septiembre del año 2016.

De hecho si se observa la serie histórica, se demuestra como el cierre del aparcamiento grande provocó una caída muy importante de la densidad de usuarios en 2017. Los 385 usuarios contabilizados en el momento punta ese año suponían un descenso drástico en relación al año 2016, cuando se registraron casi 900, y eso que en 2016 desde el Obsam reconocen que se produjo una anomalía por la mala meteorología. Cinco años antes, en 2011 era de 1.500 personas. Antes de 2017, la media de metros cuadrados por usuario se movía entre los 4,5 y los 5,6. El año pasado se ha reducido la densidad, con esos 7,4 metros por bañista.

Según los datos brutos del estudio a los que ha tenido acceso este diario, también en Macarelleta se ha registrado un repunte de la carga, hasta alcanzar las 340 personas, cuando un año antes fueron 279. También han vivido incrementos de la presión humana las playas de Cala Mitjana y Son Saura, mientras ha bajado en Cala en Turqueta y La Vall.

Favàritx

El estudio sobre la densidad de las playas menorquinas muestra claramente el efecto que tuvo el cierre al acceso en vehículo privado a la zona de Favàritx. En este caso el servicio de autobús desde Maó no impidió que se redujera notablemente la afluencia. Así, si en 2017 las playas de Cala Presili y Tortuga registraron un incremento de la carga recomendable del 97 y el 183 por ciento respectivamente, el año pasado los porcentajes cayeron hasta el 34,7 y el 54,9 por ciento.