Los taxis temporales se implantaron hace dos veranos y actualmente hay 38 licencias en Maó, Sant Lluís y Alaior. | Archivo

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Trabajadores asalariados de los taxis con licencia de temporada en Menorca han denunciado las «abusivas» condiciones laborales que se ven obligados a aceptar si quieren conservar el trabajo: jornadas de hasta 16 horas, ningún día libre en meses, insuficientes horas de descanso e irregularidades en los contratos y en las nóminas, según el relato corroborado por conductores y exconductores que prefieren mantener su nombre en el anonimato y que aseguran que estas prácticas son generalizadas, extremo que desde las patronales del sector rechazan, aunque admiten desconocer qué tipo de relación laboral tiene los asociados con sus chóferes.

La denuncia que han hecho llegar a este diario incluye el relato en primera persona de conductores que realizan jornadas maratonianas y que ni de cerca cumplen con las doce horas de descanso entre jornada que estipula la legislación laboral. En algunos casos extremos el periodo de descanso apenas supera las seis horas, algo que, advierten, redunda en un riesgo para los clientes y para otros conductores de la vía pública. ¿Por qué no se plantan? La respuesta es unánime, las necesidades económicas y la gran competencia por hacerse con un empleo que, pese a la dureza de las condiciones, permite sacarse un sueldo que puede llegar a superar los 2.000 euros.

Aunque las quejas se centran en los taxis temporales, aseguran que es algo que también sufren los trabajadores asalariados de todo el año durante los meses fuertes de actividad. Desde el sector recelan de esas denuncias y argumentan que hay chóferes que llevan 15 años empleados y que nunca han recibido quejas al respecto de sus condiciones laborales. El razonamiento es sencillo. Si tan mal están no seguirían después de todo ese tiempo.

El conflicto parece haber ganado visibilidad con la llegada en 2017 de las licencias temporales, que este año han obtenido 38 profesionales entre Maó, Alaior y Sant Lluís. Esa ampliación de licencias ha aumentado el número de contrataciones y también de quejas sobre las duras condiciones laborales, que en algunos casos exceden a lo permitido legalmente, aunque por el momento desde los sindicatos mayoritarios de la Isla aseguran que no han recibido denuncias formales.

Más control

Los trabajadores que se han avenido a explicar su situación lamentan la falta de control que existe sobre el sector del taxi, teniendo en cuenta que se trata de un servicio público, y en especial llaman la atención sobre la necesidad de supervisar el número de horas que un conductor pasa sentado al volante después de acumular multitud de jornadas laborales sin librar, un control al que sí están sometidos otros sectores y que redundaría, defienden, en una mayor garantía de seguridad para clientes y usuarios de la red viaria menorquina.

También denuncian que algunos empresarios invitan a los trabajadores a firmar un contrato de 20 horas con el objetivo de que los costes laborales –que, siempre según su relato, se reparten– no sean tan elevados, con lo que durante buena parte de su jornada no están formalmente asegurados.

«He llegado a volver al volante después de dormir cinco horas»

«Algunas veces he llegado a trabajar jornadas de 16 horas, he dormido cinco y me he puesto otra vez al volante». Es el relato de uno de los testimonios recogidos por este diario sobre las duras condiciones laborales a las que están sometidos algunos de los trabajadores asalariados del sector del taxi. En este caso se trata de un exchófer de un taxi con licencia temporal que abandonó el sector después de ser despedido tras enfrentarse a su jefe por sus reiteradas negativas a ofrecer días libres.

Otro de los conductores, este todavía en activo y en un taxi que está operativo durante todo el año, explica que «estamos obligados por nuestros jefes a trabajar una media de doce horas diarias sin librar ni un solo día desde principios de mayo hasta finales de septiembre». Lamenta que, aunque no es su caso, «hay compañeros que tienen hijos y no pueden disfrutar de un solo día de playa». Relata que sus nóminas son «falsas» por cuanto al final cobran en función de la facturación y prefiere mantener el anonimato por miedo a perder el empleo. Denuncian la postura de algunos dueños de licencia que ante las quejas de los trabajadores plantean un «o lo tomas o lo dejas» argumentando que muchos otros están dispuestos a aceptar las condiciones.