Las dos tonalidades, turquesa al adentrarse en el mar y verdosa más cerca de la orilla | Javier Coll

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Las altas temperaturas de este verano, la escasa profundidad y la configuración de la playa de Cala en Porter, flanqueada por acantilados, son el caldo de cultivo perfecto para el alga planctónica que, de nuevo, ha teñido de un color verdoso las aguas de esta cala de Alaior. La máquina de bombeo funciona desde el comienzo de la temporada, lo hace sin descanso para ayudar a que circule el agua marina, impulsando la que se encuentra en el fondo y está más fría, hacia la superficie, pero no es suficiente. En los últimos días, como ya sucedió en julio del año pasado y empieza a ser habitual cada verano, los bañistas cambiaron las aguas de color turquesa por otras de un amarillo verdoso y de aspecto sucio –aunque sea por un proceso natural y que no es dañino para la salud–, pero igualmente se sumergieron en la playa para aliviar el calor que no da tregua a la Isla. Desde el Ayuntamiento de Alaior recuerdan que las analíticas del agua son correctas desde el punto de vista sanitario.

De momento este cambio en la coloración del agua, un auténtico quebradero de cabeza para muchas playas de Balears (Cala Blanca en Ciutadella, Santanyí y Peguera en Mallorca, Cala Tarida en Eivissa entre otras) no está afectando a los negocios hoteleros de la zona. Los establecimientos consultados por «Es Diari» no han recibido quejas de los clientes referidas al estado de la playa. La urbanización turística de Alaior se encuentra ahora mismo en cifras máximas de ocupación en apartamentos, hoteles, segundas residencias y viviendas vacacionales. Responsables de alojamientos en primera línea aseguran que no han constatado ni críticas ni quejas ante esta situación en sus recepciones. «Los clientes no dicen nada de momento pero a nosotros nos preocupa», señala Andreu Moll, director del hotel Playa Azul, situado en el paseo marítimo de Cala en Porter. «A nivel visual lo que vendemos son las aguas cristalinas», destaca, y eso no es lo que se puede contemplar ahora en la concurrida playa.

Directivos de otros establecimientos como el hotel Sa Barrera, a 200 metros de la playa, aprovechan para transmitir que las quejas de sus clientes se centran más en las dificultades para acceder a otras playas como Cala en Turqueta o las de la zona de Favàritx.

El clima general es de resignación ante un fenómeno que, si las olas de calor continúan y se incrementan en próximos veranos, no va a desaparecer sino que se repetirá. La causante es la microalga Alexandrium taylori y está en expansión por todo el Mediterráneo, dañando la imagen de destinos turísticos. Hasta ahora en Balears las bombas de impulsión marina para que circule el agua y evitar su fermentación son el único sistema para luchar contra esta microalga colonizadora.