El proyecto se plantea como una prueba piloto, que si ofrece resultados positivos se podría exportar | Javier Coll

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La innovadora prueba piloto para infiltrar agua depurada en el acuífero de Migjorn, a financiar con la recaudación del Impuesto de Turismo Sostenible de 2016, se ha atascado ahora en el proceso de licitación de los trabajos. Uno de los cuatro lotes en que se ha dividido el contrato ha quedado desierto por lo que la mesa de contratación ha optado recientemente por abrir un procedimiento negociado sin publicidad para dar con una empresa interesada en su ejecución.

Los otros tres lotes del proyecto sí han despertado el interés de las empresas, aunque sin mucha concurrencia: tres para el primero (dos de Barcelona y una de Madrid), una de estas al tercero y otra al cuarto. Ahora mismo la adjudicación formal de estos tres lotes queda a expensas de que se resuelva el segundo.

El lote dos es importante. Comprende, entre otras cuestiones, la construcción en la zona de Sant Lluís de los dos pozos de infiltración y de cinco piezómetros de aproximadamente ochenta metros de profundidad. El presupuesto para esta parte de la prueba piloto ronda los 210.000 euros sobre un total del proyecto de 488.890 euros, sin contar el IVA.

En octubre de 2018, el entonces conseller autonómico de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, ya explicó en sede parlamentaria que las dificultades técnicas y el enrevesado proceso de contratación de la obra estaba conllevando una demora en su puesta en marcha. Al cabo de unos meses se puso en marcha la licitación.

La iniciativa fue presentada por el diputado de Més Josep Castells inspirada en una propuesta formulada por el ingeniero menorquín José Antonio Fayas, y pretende ser una prueba científica con posibilidades de ser exportada a otras islas.