Empresa y Consorcio de Residuos participaron ayer de una visita guiada por los directores de obra para conocer la transformación de Milà | Javier Coll

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La primera percepción de Milà es más favorable a la de años atrás, se ha reducido el impacto estético y sensorial, aunque la nueva planta, la base para la nueva gestión de los residuos, no estará acabada y en funcionamiento hasta junio. Hasta ahora, se ha avanzado mucho en restitución y poco en nuevas instalaciones.

La UTE Es Milà, concesionaria del servicio desde diciembre de 2015, pasó balance ante los responsables del Consorcio de Residuos de los trabajos realizados, los que tiene en marcha y los pendientes. Se han reparado los principales riesgos ambientales del recinto y ha comenzado el desarrollo de la nueva infraestructura de tratamiento de los residuos.

Milà II

En los casi cuatro años transcurridos desde la adjudicación, se han invertido 6,4 millones. Entre los trabajos desarrollados figura un nuevo sistema de impermeabilización y drenaje de lixiviados de la celda III, una de las que más problemas de contaminación ha generado, y otras obras de sanemiento en este punto. Hace tres años ya se había llevado a cabo el encapsulamiento de las capas de residuos depositados y una reimpermabilización para garantizar un funcionamiento correcto.

El mayor gasto, 3,8 millones, lo ha absorbido el sellado y clausura del vertedero Milà II. Se han impermeabilizado los taludes y se ha realizado la captación y drenaje de lixiviados y se ha ejecutado un proyecto de desgasificación, que incluye la captación del gas mediante 14 pozos de 14 a 20 metros de profundidad, dos estaciones de regulación y la canalización para su uso futuro en el abastecimiento de combustible del horno crematorio.

Algunos de los trabajos del sellado de Milà II no han finalizado aún. Ayer continuaban llegando camiones con piedra troceada para extender sobre una capa de tierra. Después, sobre la piedra, ha de extenderse todavía una capa de tierra vegetal y esperar que el crecimiento espontáneo de la vegetación integre en el paisaje el cerro resultante.

Ese trabajo ha ido acompañado de un estudio hidrogeológico simultáneo a las obras para conocer el comportamiento de las aguas subterráneas en la generación de lixiviados.

Para estos precisamente se se han invertido 550.000 euros en una nueva planta depuradora, que está en funcionamiento desde mayo. Está dotada de tecnología de biorreactor de membrana (BRM) formado por un tratamiento biológico, una separación por ultrafiltración y un tratamiento físico-químico.

La nueva planta

El punto capital de la inversión se centra en la nueva planta de tratamiento, que ha de ser el salto cualitativo para convertir la gestión de residuos en referencia en este ámbito, según destacó la presidenta del Consorcio, Maite Salord. El gerente de la concesionaria, Jorge Tejedo, también incidió en la capacidad y preparación del sistema para la recogida y tratamiento de los residuos orgánicos.