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Por primera vez se conocen los datos de incidencia de la pobreza infantil por municipios. El mapa lo ha elaborado el Gobierno a través del Alto Comisionado para luchar contra esta lacra social. Y demuestra que en Menorca un 21 por ciento de los menores de 18 años padece una pobreza moderada o grave. En números absolutos afecta a 3.500 menores, de los que 850 estarían en una situación extrema. Los otros forman parte de familias con problemas importantes para llegar a final de mes. El perfil de este grupo es el de una unidad familiar de cuatro miembros con dos menores y unos ingresos al mes de 1.491 euros. La pobreza entre los adultos es inferior. El psicólogo Vicenç Arnaiz lo explica: «Las casas con menores son más pobres sencillamente porque los pequeños incrementan los gastos y no contribuyen a los ingresos». En su opinión, el problema, que ha permanecido oculto durante demasiado tiempo, requiere de una mayor atención de la sociedad: «Significa que hay niños que viven en familias con problemas para pagar el alquiler y la electricidad, que tienen dificultades para comer carne, pollo y pescado dos días por semana, que viven en casas en condiciones precarias».

El mapa de la pobreza infantil muestra diferencias entre los municipios menorquines. Los de mayor incidencia son Es Mercadal, Es Castell y Maó, que se sitúan alrededor del 23 por ciento de menores pobres, mientras los que sufren menos la problemática son Sant Lluís y especialmente Ferreries, con un 12,8 por ciento. Arnaiz asegura que «con estos datos nadie puede decir que en su pueblo no exista pobreza infantil».

Los fondos de emergencia

Una de las formas que tiene la Administración de luchar contra la pobreza infantil es a través de los centros docentes. Hace años se creó un Fondo Escolar de Emergencia Social. Repartido entre los centros de las Islas toca a menos de 1.000 euros para cada uno, aunque son útiles para paliar las urgencias. Datos de hace dos años indican que 26 centros de Menorca agotaron la partida y que otros seis casi no habían usado estos fondos. Se destinan a pagar servicios de comedor, material escolar, libros de texto y actividades fuera del aula. Existe una comisión del Consell Escolar que supervisa las ayudas y la obligación de dar cuentas.

Por su parte, el Consell ha adquirido el compromiso de aportar diez euros por alumno de las escuelas infantiles con el mismo objetivo. Muchos centros aplican ideas propias para responder a las urgencias en materia de pobreza infantil.