Las autoridades asistentes al acto y los funcionarios y colaboradores distinguidos | Manolo Barro

TW
30

La población reclusa en la cárcel menorquina se ha estabilizado en unas 70 personas. El módulo de mujeres está vacío, todos son hombres y de procedencia diversa, como viene ocurriendo desde que abrió sus puertas hace ocho años.

Dado que es uno de los centros penitenciarios con menos ocupación del territorio español, en los últimos meses ha sido trasladado un número indeterminado de presos musulmanes procedentes de cárceles españolas del Norte de África y otros centros del sur de la Península. El motivo no es otro que descargar la superpoblación que sufren en esos lugares.

También la plantilla de funcionarios está por debajo de la establecida en su inicio. De hecho, nunca se ha alcanzado la cifra de 112 funcionarios. En enero se situaba en 90 y actualmente está en marcha un procedimiento de traslado e ingreso de nuevos funcionarios que mejorarán la dotación del centro menorquín. Esa es al menos la esperanza de la directora, María González Valbuena, quien explica que esa plantilla aparentemente larga incluye servicios como cocina, o la gestión administrativa, además de la vigilancia. «Es como una gran ciudad con servicio las 24 horas del día», señala.