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«El camino de la paz es complejo y requiere muchos esfuerzos y constancia. Demanda no sólo transformar nuestros corazones, sino promover también una transformación de las estructuras sociales, políticas y económicas», afirmó el obispo de Menorca, Francesc Conesa, en la homilía que pronunció el martes por la noche en la parroquia de Sant Francesc de Ciutadella con motivo de la Jornada Mundial de la Paz.

Conesa, que ofició la Misa por la Paz con el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, recordó que en este día, desde hace más de sesenta años, el Papa nos convoca a orar por la paz. Y aludió al documento redactado por el Papa Francisco para la jornada mundial de este año, titulado «La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica».

En este mensaje, el sucesor de Pedro al frente de la Iglesia católica nos hace entender que «la clave la paz y de la guerra está en el corazón del ser humano; la guerra nace en el corazón del hombre, porque en el reside el egoísmo y la soberbia, que conducen a destruir y excluir el otro». Advirtió el obispo Conesa que «la guerra comienza a menudo con la intolerancia al otro, al que es diferente y con el afán de posesión y dominio» y manifestó que «si queremos ser artífices de paz, lo primero que hemos de hacer es pedir la conversión del corazón. El Papa señala que esta conversión es triple: a los demás, a la creación y a Dios».

Decisiones firmes

El titular de la sede menorquina de Severo afirmó que «la conversión del corazón debe dar lugar a decisiones políticas y económicas que favorezcan la paz. Los sentimientos del corazón deben generar decisiones firmes que apuesten por la paz, la fraternidad y la justicia».

«Desde la política -prosiguió- se debe impulsar el sentido de interdependencia de la familia humana, en la que unos somos responsables de los otros. Frente a las políticas del miedo, la amenaza y la desconfianza, hemos de promover políticas que favorezcan el encuentro, el diálogo, la reconciliación y la cooperación».

Estas acciones en el ámbito de la política «deben ir acompañadas por decisiones económicas valientes, que favorezcan una mayor justicia social y el respeto al medio ambiente. La exclusión, el descarte del hombre y de la creación conducen a tensiones y enfrentamientos. La brecha entre los miembros de una sociedad pone en peligro el bien común. Por eso es importante trabajar para que haya un sistema económico más justo».

Edificar la paz

Francesc Conesa propugnó «edificar la paz siendo hombres y mujeres de diálogo y, con nuestras decisiones, hagamos posible que se promueva a todos los niveles -local, nacional e internacional- una cultura del encuentro». Para ello nos anima la fe en Jesús, que «nos enseñó a perdonar y proclamó dichosos a los que trabajan por la paz. No nos cansemos de orar para que la paz sea posible, porque ella no es sólo fruto de nuestros esfuerzos, sino, sobre todo, un don de Dios. Que el Dios de la paz nos bendiga y nos ayude a ser constructores de paz y reconciliación».