Imagen de un trabajador de la planta de Milà cargando dos bolsas de residuos, junto al cartón antes de ser prensado | David Arquimbau

TW
23

Los menorquines se enfrentan a una carrera de fondo en cuanto a recogida selectiva. Hay que reducir los residuos que se generan y reciclar más para alcanzar los objetivos que marca Europa. Y es que, cada ciudadano debe separar en origen 198 kilos más al año de media de los que recicla actualmente para cumplir. Y el tiempo apremia. Porque tanto la normativa europea como el Plan Director Sectorial de Residuos de Menorca fija para este ejercicio 2020 que los ciudadanos deben discriminar antes de llegar a la planta de tratamiento de Milà al menos un 50 por ciento de los residuos que se generan.

Y seguimos a años luz de lograrlo. Los menorquines separan en casa el 19 por ciento de todos los residuos domésticos que generan. Este porcentaje se refiere a la recogida selectiva de papel y cartón, envases ligeros y vidrio que los ciudadanos (y también bares y restaurantes) depositan en los contenedores verdes, azules y amarillos. Según la última memoria disponible del Consorci de Residus i Energia de Menorca relativa a 2018, los menorquines reciclan y separan 11.169 toneladas (121 kilos por persona al año), pero se generan en total 58.726 toneladas de residuos domésticos. Fijando como objetivo el 50 por ciento mínimo que marca la normativa, los ciudadanos deberían situar su nivel de reciclaje en las 29.363 toneladas. Por lo tanto, estamos aún a 18.194 toneladas de distancia del objetivo.

Con las ‘deixalleries’ mejora

El porcentaje de residuos que se discriminan antes de llegar a la planta de tratamiento de Milà aumenta considerablemente si tenemos en cuenta todo el material que llega a las instalaciones de las deixalleries, además de contabilizar los residuos que los ayuntamientos separan durante los trabajos de limpieza de parques y jardines y otros tipos de recogida. En este caso, de las 77.044 toneladas totales de residuos producidas, se discrimina antes de llegar a los centros de tratamiento un 37,5 por ciento, según informa el Consorci. Queda aún lejos del objetivo marcado del 50 por ciento para este año. Se separan en origen unas 29.000 toneladas de material cuando, en realidad, deberían ser 38.500 toneladas.

El problema sigue siendo la bolsa de basura gris, la que acaba en los contenedores convencionales. Según los datos de 2018, cada menorquín deposita mezclado y sin discriminar la friolera de 517 kilos de basura. Y en esa bolsa hay un porcentaje importante de residuos que son potencialmente reciclables. O bien podrían depositarse en los contenedores de papel y cartón, vidrio o envases ligeros, o bien se trata de materia orgánica que puede compostarse. Solo los ayuntamientos de Sant Lluís y Es Mercadal mantienen los contenedores marrones, pero el Consorci ni tan siquiera cuantifica la que se genera en el hogar.

Hay que apuntar en este sentido que pese a que la mejora de estas cifras y el impulso de la recogida selectiva está en el tejado de cada uno de los ciudadanos y en su concienciación, el Consorci de Residus está trabajando para lograr un cambio de tendencia. Por una parte, la nueva planta de tratamiento de Milà, actualmente en obras, permitirá recuperar una parte importante del material que llegue a la planta. El 70 por ciento será aprovechado y, por tanto, no acabará en el vertedero.

Además, prevé implantar la recogida selectiva puerta a puerta en Maó y Es Castell a final de año. Y pretende cobrar un 32 por ciento más a los ayuntamientos por la basura sin reciclar. Son algunas medidas que permitirán avanzar hacia un aumento de la concienciación ciudadana en favor del medio ambiente.