El Papa Francisco con el obispo de Menorca, Francesc Conesa, en el Vaticano. | Santa Sede

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Pasar de «una pastoral de mantenimiento de lo que ya existe a una pastoral de propuesta decidida del Evangelio» constituye el principal objetivo del obispo de Menorca, Francesc Conesa, que hoy cumple el tercer aniversario de su ordenación episcopal en la Catedral de Ciutadella.

Conesa, con una sólida formación teológica y humanística -es doctor en Filosofía y Teología-, ha demostrado que también es hombre de acción y de iniciativas. En estos momentos lleva a cabo la visita pastoral a todas las parroquias, lo que le permite adquirir un conocimiento sobre la realidad, demandas e inquietudes en el ámbito parroquial y arciprestal.

En una diócesis pequeña como Menorca ha aprobado un completo Plan de Pastoral para el periodo 2018-2022 con el propósito de «crecer como Iglesia de puertas abiertas» en cuatro dimensiones: comunitaria, acogedora, samaritana y en salida.

Con el lema «Sal por los caminos y plazas», quien ocupa hoy la sede episcopal de Severo advierte que «una Iglesia que se cierra en sí misma se ahoga» y proclama que «la Iglesia ha de abrirse al Evangelio y al mundo. Nuestra Iglesia de Menorca necesita abrirse al cambio para crecer en cercanía, humildad y autenticidad».

Durante el anterior curso 2019-2020 se hizo especial incidencia en la vivencia de la comunión y la corresponsabilidad eclesiales, poniendo especial atención en una mayor participación de los laicos en las funciones y responsabilidades diocesanas. El obispo Conesa ha creado una área específica en el organigrama de la Iglesia menorquina, el Laicado, que se añade a las áreas del Anuncio, Liturgia y Espiritualidad, y Pastoral Social.

Hoy el 58 por ciento de los secretariados de la diócesis -10 de 17- son dirigidos por laicos. El área del Laicado gestiona los secretariados de Familia y Vida, Pastoral de Infancia y Juventud, Pastoral Universitaria, Pastoral Vocacional y las Escuelas Diocesanas de Formación.

Acoger y escuchar a todos

La programación para este año fija como objetivo «Una Iglesia que acoge a todos». Conesa explica que «nuestra acción pastoral debe estar caracterizada por la apertura a todos. En este curso pondremos el acento en la necesidad de acoger y escuchar a todos, sin juzgarlos previamente».

Entre las acciones que plantea destaca mejorar la acogida de las personas que no acuden habitualmente a las parroquias, y que se acercan para pedir un sacramento, en actos de religiosidad popular o para conocer el patrimonio. En segundo lugar, fomentar en las parroquias y comunidades la creación de momentos y espacios de acogida, de encuentro y convivencia abiertos a las personas del barrio en particular y de la población en general. Al mismo tiempo, mantener los templos abiertos durante la mayor parte del día con presencia de un servicio de acogida, y organizar o reforzar los servicios de acogida a los turistas que acuden a las parroquias de la Isla.

La familia y los jóvenes

El plan pastoral también incluye acciones específicas para la familia y los jóvenes. En el primer caso, con la atención a los equipos de matrimonio y mediante la creación de nuevos equipos. Y con la organización de actividades de encuentro y de formación par los padres de los niños de catequesis y de los clubes parroquiales.

Para los jóvenes, organizar actividades para incorporar a los jóvenes que no forman parte de los pequeños grupos juveniles de la Iglesia, y reforzar los grupos de jóvenes y adolescentes con iniciativas de evangelización.