Los mareógrafos, instalados en 2017, permiten datos objetivos y científicos para decretar el cierre del puerto | Sergi Garcia

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Las inclemencias meteorológicas han situado el puerto de Ciutadella en el punto de mira año tras año, ya que han obligado a cesar su actividad en múltiples ocasiones desde que se inauguró hace casi una década. En 2019 el cierre se decretó hasta 25 veces, la cifra más alta registrada en los últimos seis años, muy seguida de las 23 veces registradas en 2018.

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Teniendo en cuenta que el tiempo es una variable incontrolable, desde Ports de les Illes Balears se centran en la seguridad que han aportado las últimas inversiones relacionadas con las condiciones meteorológicas. El director general de Transporte Marítimo y Aéreo, Xavier Ramis, remarca el cambio sustancial que marcó la instalación de dos mareográfos en mayo 2017 que, desde entonces, aportan datos objetivos y fiables a la hora de decretar el cierre del puerto.

En cambio, recuerda Ramis, anteriormente al 2017 el control del oleaje y del viento se hacía «a través del faro del puerto interior y de la experiencia del práctico» lo que significa que las referencias no eran exactas.

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