El fuego arrasó más de 36 hectáreas, de las cuales cerca de 30 eran superficie forestal. | Josep Bagur Gomila

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Más de 36 hectáreas fueron arrasadas en el incendio declarado el 6 de septiembre de 2016 entre Arenal d’en Castell, Na Macaret, Cala Molí y Port d’Addaia. De ellas, cerca de 30 hectáreas eran suelo forestal.

Tres años y cinco meses después, y tras la puesta en marcha del plan de restauración de la zona afectada por parte de la Conselleria de Medio Ambiente del Govern, se empieza a vislumbrar que la vegetación ha empezado a brotar.

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Tras el incendio, la Conselleria programó una serie de actuaciones para restaurar la zona. Los dos primeros años las tareas se centraron en la retirada y tala de los árboles afectados. Paralelamente, Medio Ambiente realizó un seguimiento de cómo se iba restaurando la zona de forma natural, un método considerado más adecuado, ya que la vegetación que brota de forma natural es más resiliente.

Hubo avances, aunque el proceso era lento. La climatología tampoco ayudó. En un primer momento ya se detectaron problemas para que los árboles pudieran germinar de forma natural, debido a la escasez de lluvias y a las altas temperaturas. Pese a ello, algunas zonas sí que han rebrotado, y en cambio en otras no ha ido tan bien. Ante ello, se apostó por «acompañar» el proceso con la reforestación artificial, plantando sabinas en algunas zonas. Y para este 2020, en función de la repoblación natural, no se descarta replantar más árboles, tanto sabinas como pinos.

La Conselleria asegura que «se ha hecho mucho trabajo» en la restauración de esta zona, pero recuerdan que la reforestación «es un proceso lento» y que para «volver a tener un bosque como el que teníamos se tarda unos 50 años».