Un hombre en bata observa desde el portal de su casa la tala de árboles | Gemma Andreu

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El Ayuntamiento de Maó ha cumplido los planes y en cuatro días ha reducido a la mitad el número de ficus de Camí des Castell, una actuación pendiente de hace tiempo y que se ha vivido con una cierta tensión entre los vecinos. Los árboles a cortar se han seleccionado de forma alterna y ese criterio solo se ha incumplido por una cuestión de distancia entre algunos árboles. Los vecinos que han intentado salvar a un árbol concreto, el de delante de su casa o negocio, no lo han conseguido.

En los troncos de varios ficus se han colocado carteles pidiendo que no se talaran. Se han salvado los que no estaba previsto que se cortaran, sin excepciones. «No corten los árboles, amamos la naturaleza y las aves que habitan en ellos», se podía leer en una reivindicación genérica. En otros casos, la petición de indulto era más concreta: «Este árbol por favor no matar porque lo queremos todos los vecinos de las casas números 16, 18 y 20. I love my tree». No ha sido talado porque no le tocaba.

Una mujer se abrazó el jueves a uno de los árboles a eliminar y exigió que no se cortara. Ante la protesta, los operarios pospusieron un día la operación, que se culminó este viernes.

La reducción del número de árboles era una reivindicación de vecinos de esta calle, por los daños de las raíces en los sótanos y el ruido ensordecedor de los estorninos. Algunos aplauden el criterio de la alternancia para la selección. Otros sin embargo creen que podrían haberse trasplantado, sin necesidad de cortar el tronco y la vida del vegetal.