Placas solares y bienes etnológicos concilian su presencia en Punta Nati. | Gemma Andreu

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La Sociedad Histórico Arqueológica Martí i Bella reconoce que el pacto firmado el martes y que hará viable la ampliación del parque fotovoltaico de Son Salomó «no es la solución más apropiada que hubiéramos deseado desde un principio para el futuro del paraje». Añade, no obstante, su opinión de que «es más lo que podemos conseguir con este acuerdo que el riesgo de que el paisaje de Punta Nati caiga, o enterrado en su totalidad por un mar de placas o en un imparable y eterno proceso de deterioro», señala en un artículo que publicamos hoy en la sección Opinión.

Se trata de una reflexión en la que defiende el objetivo, que espera haber conseguido de «armonizar la defensa del paisaje cultural de Punta Nati con la instalación de una planta de producción de energía renovable». Para ello, explica, el proceso de negociaciones ha necesitado lo que califica de «siete años de lucha».

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Define esa negociación como «dura, muy dura» en la que afirma haber recibido críticas «incomprensiblemente injustas» y a veces «hasta feroces por defender lo que creemos fundamental, incluso vital para Menorca: la defensa de su patrimonio cultural», asegura categórica.

Agradece la ‘Martí i Bella’ el apoyo que ha recibido de miles de personas y entidades que han estado a su lado en este largo proceso y resalta el papel de la sociedad civil a partir de su propio ejemplo en esta negociación. «La primera obligación en democracia de los legítimos representantes políticos es escuchar y encauzar las iniciativas de la sociedad civil y sus organizaciones, que nunca debieron ser injustamente denostadas pues en su virtud está el bien de todos», dice.