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Tras la declaración del estado de alarma en España para frenar la expansión del coronavirus, el obispo de Menorca, Francesc Conesa, ha acordado este domingo la supresión, a partir de mañana, de la celebración pública de la Eucaristía y los actos sacramentales con la participación de los fieles.

En un comunicado, el Obispado informa que los sacerdotes podrán celebrar la Eucaristía sin asistentes, tal como está previsto en el Misal Romano. Estas misas se ofrecerán para que se detenga el avance de la epidemia, para que los enfermos recuperen la salud y los difuntos gocen de la vida eterna. Al mismo tiempo, se pondrán a disposición de los fieles para prestarles la atención pastoral que soliciten.

El obispo Conesa Ferrer ha dictado estas nuevas disposiciones tras escuchar el criterio de profesionales de la sanidad y de valorar cómo se está actuando en numerosas diócesis españolas.

Siguiendo la tradición de la Iglesia, el pastor de la diócesis de Menorca afirma que «es bueno mantener los templos abiertos, en la medida que sea posible, para que los fieles puedan rezar y atender a las personas que sufren», lo que se realizará de acuerdo con el horario que determinen los responsables de las parroquias e iglesias de la Isla.

Las exequias por los fallecidos se podrán oficiar de forma simplificada y en la intimidad familiar, aplazando la misa funeral para más adelante.

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Los bautizos y bodas programadas que no se puedan retrasar se llevarán a cabo siguiendo las normas sanitarias fijadas en el decreto del Gobierno de España y las dictadas anteriormente por la diócesis.

Mientras estén en vigor las medidas del estado de alarma no se distribuirá la comunión a los enfermos en sus domicilios. Solo se administrará el sacramento de la Unción de los Enfermos y el viático cuando se solicite de forma razonada.

El obispo Francesc Conesa pide a los fieles de Menorca que mantengan durante este tiempo «el espíritu de oración, sacrificio y generosidad propios de la Cuaresma» e indica a continuación que «se podrán obtener los beneficios de la comunión espiritual siguiendo las retransmisiones de la Eucaristía a través de los medios de comunicación».

Solicita el titular de la sede episcopal de Ciutadella a los fieles menorquines que «nos dispongamos a ejercer la comunión fraterna ante las consecuencias económicas y sociales que esta situación puede generar en la sociedad, que afectará de manera particular a los más desfavorecidos».

Estas disposiciones del obispo Conesa Ferrer, dictadas el domingo en Ciutadella, concluyen con la petición de «rezar para que pronto se pueda restablecer la normalidad» al mismo tiempo que pide la «intercesión poderosa de la Virgen María para que todas estas medidas obtengan como resultado la salvaguarda de la salud de toda la población y la curación de los enfermos».