En marzo se matricularon en Balears 934 turismos y todoterrenos, lo que representa una caída del 68,5 % en relación al mismo mes del año pasado | Josep Bagur Gomila

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En marzo se matricularon en Balears 934 turismos y todoterrenos, lo que representa una caída del 68,5 % en relación al mismo mes del año pasado y denota el fuerte impacto de la crisis del coronavirus en el sector comercial automovilístico. A nivel insular las cifras no están concretadas, aunque el impacto puede resultar casi irreparable para el sector menorquín, opina el presidente de los concesionarios de la Isla, Orestes Carreras.

Con más de 300 trabajadores en el sector, «los ERTE son indispensables dada la situación», señala Carreras. El futuro resulta más preocupante aún «porque no tenemos manera de cambiar una tendencia como esta». Se refiere a que «vendemos con márgenes del 1 o 1,5 %, dependemos del precio de las marcas y el beneficio se va al comprador con los descuentos de 4.000 y 5.000 euros». El representante del sector en la Isla tiene claro que «nada volverá a ser lo que era, deberemos adaptarnos».

Según datos de las asociaciones Anfac (fabricantes), Faconauto (concesionarios) y Ganvam (vendedores), en los tres primeros meses de 2020 se han vendido en las islas 4.470 coches, un 30,6 % menos que en el mismo periodo del año pasado, descenso que corresponde casi íntegramente al parón de marzo.

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El sector pide poder acogerse a los ERTE por fuerza mayor para salvar el empleo

La Asociación Balear de Distribuidores de Automóviles (Aseda), en línea con la patronal nacional Faconauto, pide que «se autorice la declaración de ERTE por fuerza mayor como única posibilidad viable para mantener el empleo de 5.000 trabajadores directos en Balears». Aseda considera «urgente» que se reconozca de forma automática la autorización y la resolución de los expedientes a la mayor brevedad posible.

La asociación afirma que prácticamente el cien por cien de los concesionarios ha permitido que la totalidad de su plantilla pueda permanecer en sus domicilios desde que se decretó el estado de alarma. Debido a las condiciones de los talleres y servicios de postventa, no es posible garantizar la distancia mínima de un metro entre los empleados. Tampoco existe un protocolo claro sobre cómo desinfectar los vehículos a reparar.