Imagen de una farmacia de Maó. | Gemma Andreu

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Era un lote de 150.000 mascarillas compradas por el grupo de una decena de cooperativas en el que participa Cofarme que no ha llegado a su destino. El mercado está más abierto y disputado que nunca, un mejor postor se interpuso en la operación y se llevó el lote con una mejor oferta económica.

La cooperativa menorquina ha optado por no entrar en el terreno de la especulación, que crece en el actual contexto de necesidades de material sanitario a causa de la crisis de la covid-19. El precio en el que se había cerrado aquella operación entraba en las referencias asequibles, una mascarilla quirúrgica, la que impide que el usuario de la misma contagie, no vale más de tres euros. La frustrada operación se intenta compensar ahora con otro pedido de 10.000 mascarillas a un distribuidor nacional de productos farmacéuticos sobre el que, vista la experiencia de un mercado revuelto por la elevada demanda de este material, «no hay garantía de que llegue», según reconoce Guillermo Pons, gerente de Cofarme. El anuncio de mascarilla obligatoria para todo el mundo a partir del lunes no podrá cumplirse en Menorca, salvo que se recurra a la fabricación manual o donaciones de industrias locales. Nadie ha comunicado de forma oficial a la cooperativa menorquina esa obligación ni la oferta o medios para abastecer a la población del material. Guantes solo llegan para el uso interno de los empleados de las farmacias. Son de nitrilo, vinilo y látex, que son los más utilizados pero también los que más reacciones alérgicas provocan. Una semana antes de la declaración del estado de alarma, Cofarme realizó provisión y aseguró existencias. Sin embargo, falló el hidroalcohol y el gel desinfectante, sobre los que se disparó la demanda las primeras semanas de emergencia. Hay suficiente hoy en las farmacias al ser fabricados por laboratorios nacionales.
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