Las placas solares se ubicarán en una amplia extensión de terreno antes de entrar en el recinto de la planta de tratamiento. | Javier Coll

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El Consorci de Residus i Energia de Menorca ha hecho pública la adjudicación de la redacción y dirección de obra de uno de sus proyectos más emblemáticos, el sellado estable del viejo vertedero de Milà I y la implantación sobre la nueva cobertura de un parque solar fotovoltaico con una extensión de 13.000 metros cuadrados con una potencia instalada superior a los tres megavatios, similar a la del actual parque de Son Salomó. Los trabajos para hacer posible el proyecto, conseguir todos los permisos y hacer el seguimiento de la obra han sido encargados a la empresa Lurgintza Ingeniería Geológica SL, ganadora de los dos lotes en que se dividía el contrato, por un importe de 124.342,5 euros.
El primer paso de este proyecto, que podría ser una realidad, obras incluidas, en un plazo de poco más de dos años y medio, es garantizar el confinamiento estable de los residuos y minimizar la emisión de gases y lixiviados. La empresa propone la instalación de diversas capas sobre el antiguo sellado del vertedero aprovechando los residuos de construcción que llegan a la planta. Cabe recordar que este vertedero, uno de los más antiguos de Milà, fue objeto de dos fases de sellado en 1996 y 2007. Posteriormente se detectaron problemas de lixiviados propios de los sellados que se hacían a principios de siglo, aunque sin llegar a la gravedad de los detectados en Milà II, que motivaron su cierre y la exportación forzosa de residuos.
Placas solares
Una vez resuelto el confinamiento del vertedero se dará el siguiente paso, convertir Milà en un centro de referencia de generación renovable, sumando al parque eólico, que también será repotenciado, la primera de las instalaciones fotovoltaicas previstas. La nueva planta constará de cuatro plataformas subhorizontales con una pendiente del dos por ciento orientadas al sur para aprovechar las máximas horas de sol. El proyecto debe resolver antes una cuestión crítica, la sujeción de los paneles y su cimentación sobre la superficie sellada. La solución apuntada son grupos de placas alineadas en dos hileras para reducir al máximo las cimentaciones y el riesgo de perforación del sellado. Otro de los retos es la integración paisajística, que buscará servirse del uso de colores, tramas y formas en las estructuras para aportar valor añadido al proyecto y reducir su impacto visual.
La duración del contrato será previsiblemente de 32 meses, incluida su redacción (cuatro meses), la obtención de todas las autorizaciones ambientales y el seguimiento de la obra, que será objeto de otra adjudicación. La presidenta del consorcio y consellera de Medio Ambiente, Maite Salord, defiende la necesidad de que las administraciones den respuesta a la grave situación económica. «La mejor manera es impulsando proyectos e inversiones que vayan en la línea de la sostenibilidad».