Rebaño ovino durante la explosión primaveral de estos días en una finca de Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

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La temporada alta del ovino (marzo y abril son los meses indicados para el sacrificio de corderos) ha pasado este año con una caída de precios de hasta el 40 por ciento. Si el año pasado se pagaba entre 4,50 y 4,75 euros el kilo, esta vez se ha quedado en un precio de referencia de 3 euros, según informa la patronal agraria menorquina Agrame.

El impacto del confinamiento y la restricción de actividades como la hostelería ha sacudido duramente a la ganadería menorquina. Ha bajado el consumo doméstico de esta carne, que es habitual en las formatjades propias de Semana Santa, y la compra por parte de restaurantes, que la congelaban para tenerla disponible en verano.

Se ha vendido menos, lo que implica que los corderos sigan en las ganaderías, pierdan valor y generen más gasto al aumentar la edad y el tamaño. De acuerdo con el censo actualizado de la cabaña de ovino de Menorca hay un 3.700 cabezas distribuidas en 73 fincas con rebaños medios de 50 ejemplares.

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Luis Nadal de Olives, presidente de Agrame, tiene confianza en que las ayudas de la PAC de este año, a cobrar en el último trimestre, contemplen una ayuda de 10-12 euros por oveja. Respecto a las pérdidas generadas en la temporada del cordero, espera que el plan de choque de la Conselleria balear de Agricultura incluya una ayuda de entre 10 y 15 euros por animal sacrificado durante estos meses con el fin de compensar las pérdidas generadas por la caída de precios durante el estado de alarma.

Esta y otras razones, como los frecuentes ataques de cimarrones, han ido reduciendo la ganadería ovina en las fincas menorquinas. No obstante, en los últimos tres años el censo se ha estabilizado, según informa el presidente de Agrame.

El viernes se celebra una reunión por videoconferencia con la Conselleria con el fin de negociar y cerrar algunas de las ayudas contempladas en el plan de choque aununciado por el Govern meses atrás. Otros sectores como el de la leche, de gran incidencia en Menorca, también acusa problemas graves.