El restaurante asiático Way, en el puerto de Maó, fue uno de los que abrió al público ayer con las medidas de distancia. | Josep Bagur Gomila

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Los restaurantes, que ayer al entrar en la fase 2 de la desescalada podían atender clientes en el interior de los establecimientos, abrieron sus puertas de manera irregular. Son más los que han optado por abrir de forma escalonada a lo largo de esta semana o incluso esperar a comienzos de junio, ya que las condiciones para ‘sacar’ solo a algunos de sus trabajadores de los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) hace que recuperar la actividad, con la poca demanda existente y la obligación de limitar el aforo al 40 por ciento, no les salga rentable.

De momento los restaurantes no ven claro obtener «una facturación que les permita asumir unos costes mayores de lo que pensaban», explicó ayer José Bosch, presidente de la Asociación de Hostelería y Restauración de Menorca de CAEB. El decreto ley 18/2020, que regula la desescalada para los ERTE covid y que fue pactado entre los agentes sociales y el Gobierno, no ayuda a las empresas estacionales cuando se trata de rescatar solo a parte de la plantilla de un expediente.

Las empresas de hasta 50 trabajadores con ERTE de fuerza mayor tienen una bonificación en las cuotas a la Seguridad Social del 100 por ciento. Esta bonificación es del 85 por ciento en mayo y será del 70 por ciento en junio en las cotizaciones sociales de los trabajadores que salgan del ERTE y se reincorporen, mientras que para los empleados que continúen con sus actividades suspendidas o su jornada reducida, la exención es del 60 por ciento este mes y bajará al 45 por ciento en junio.

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Eso significa, señaló Bosch, que muchos restaurantes «tienen miedo» de enfrentarse al inicio de actividad en una situación tan incierta como la actual, todavía sin vuelos que traigan visitantes. «En junio una empresa pagará el 30 % de la Seguridad Social del trabajador que coja de un ERTE y el 55 % de las cuotas de los que se quedan en el expediente», afirmó el presidente de los restauradores, así que en la práctica es como si «comenzara la actividad con todos» sin tener claro si habrá negocio suficiente.

«Empezaremos el 5 de junio, esperamos que ya cerca de la fase 3, que empieza el 8, haya más movimiento», explicaron desde la gerencia de S’Amarador, restaurante en Ciutadella que iniciará la actividad con 10 empleados de los 35 que tiene en plantilla. Otros han optado por una apertura parcial, como el Café Balear, que lo hará de jueves a domingo.

Los que tienen una clientela turística pero también tirón entre los locales se sienten más confiados. El Club Nàutic abrió ayer la planta baja y sumó su oferta de mesas a las de la terraza, y el asiático Way del puerto de Maó fue otro de los que se puso en marcha. En el Casino 17 de Gener, se regresó a la actividad con toda la plantilla trabajando. «Me he arriesgado», afirmó su propietario Miguel Pacheco, «hacía mes y medio que había cogido el negocio cuando se decretó el estado de alarma, había hecho algo de dinero y lo hemos gastado todo para soportar el cierre por la pandemia, ahora es como empezar otra vez de cero», aseguró.