Primeros trabajos para colocar las boyas | J.C.

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Los amarristas de Es Grau respiran aliviados. La asociación de usuarios de los puntos de atraque de la cala del norte de Maó cuenta ya con el beneplácito de la Demarcación de Costas, de momento de forma verbal a la espera de recibir en breve una notificación, para depositar un verano más sus barcas en el mar. Atrás quedan unos meses de múltiples gestiones y nervios, sobre todo a medida que se iba acercando el periodo estival.

Los amarres se han empezado a preparar para acoger a sus usuarios en breve. No hará falta sustituir antes los 38 muertos que se les requería desde el Parc Natural de S’Albufera des Grau. Al final, el informe favorable de la Conselleria de Medio Ambiente contempla la necesidad de cambiar tan solo nueve muertos (la asociación planteó que fueran 16), con la posibilidad de hacerlo una vez pase el verano. El plazo establecido para ejecutar esta actuación en una zona donde predomina la posidonia es de seis meses.

Las exigencias de Medio Ambiente y el parón por la pandemia de la covid-19 provocaron que en los últimos meses se demorara la autorización del uso de los amarres. Se consiguió un acuerdo entre el colectivo de amarristas y la Conselleria, pero Costas no daba el paso de solicitar el correspondiente informe a la administración autonómica.

Cabe recordar que esta autorización por cuatro años fue solicitada para 2018, pero que durante los dos últimos veranos no se ha producido respuesta, por lo que los amarres se han utilizado por una especie de silencio administrativo. Este invierno Costas dio cuenta de las citadas exigencias del Parc Natural que le impedían permitir tan arraigada actividad.