Sucursal de Bankia ubicada en la plaza des Pins de Ciutadella, cerrada desde hace unos días. | Gemma Andreu

TW
14

El paisaje urbano está en constante transformación y el ritmo se ha acelerado en los últimos años. La estructura comercial, acosada cada vez más por el comercio electrónico, está resultando clave en los cambios y dentro de ella, los negocios bancarios, que siempre han ocupado lugares estratégicos de la ciudad.

Esa es una de las razones por las que no pasa desapercibida la progresiva desaparición de sucursales. En pocos días han sido tres las que han cerrado, la de Bankia de la plaza Abu Umar de Maó y la de la plaza des Pins de Ciutadella y la del Banco de Sabadell en la calle Rosari de Maó.

Las dos primeras, que bajo la marca ‘Sa Nostra’ han estado tan vinculadas a la actividad económica de la Isla durante más de medio siglo, colgaron el cartel el día 3. La presencia física de Bankia en la Isla está formada ahora por ocho sucursales. La del Banco de Sabadell se limita ahora a una en Ciutadella y otra en Maó.

¿Por qué cierran las oficinas que siempre hemos visto en la plaza, en la esquina o en un lugar destacado de la calle? «Las entidades financieras analizan cada año su capacidad instalada y su dimensionamiento en relación con las necesidades de sus clientes. En nuestro caso, hemos cerrado 139 oficinas (en toda la geografía española), más o menos en la media anual de cierres de los últimos años», explican desde Bankia.

Se trata de una línea que ya no sorprende a nadie, una vez desaparecida la competencia de comienzos de siglo por tener mayor presencia en la calle. Las circunstancias han cambiado de forma sustancial, el avance de la digitalización ha implicado una mayor demanda de atención digital por parte del cliente en detrimento de la atención personalizada en la oficina, habitualmente con el empleado de siempre.

Este trato no ha desaparecido porque sigue habiendo operaciones que no se pueden realizar en línea, aunque esa relación ha adquirido una dimensión más especializada y se concentra en menos oficinas. En torno al 80 por ciento de las operaciones bancarias se realizan actualmente por internet.

La política de cierres seguirá vigente y reducirá más el número de oficinas, sobre todo en los principales núcleos de población, en los que la sucursal seguirá estando pero más lejos.

Sin embargo, en Menorca, al contrario de lo que ha sucedido en la Península, donde el éxodo bancario ha estado en consonancia demográfica, la presencia bancaria cubre todavía todas las poblaciones.

Desde Bankia se justifica esta tendencia en el cambio de hábitos de los clientes y en su manera de relacionarse con el banco, «hemos de adaptarnos» a esa situación cambiante, señalan, procurando evitar perjuicios en materia de empleo.

Personal

Bankia asegura que todo el personal de la oficinas cerradas ha sido recolocado «puesto que hay que seguir ofreciendo un servicio excelente a los clientes, sea cual fuere el canal a través del cual quieran relacionarse» explican, «no hay salida de profesionales de Bankia por esta situación».

El Banco de Sabadell no ha explicado las razones del cierre de la oficina del centro urbano de Maó, aunque es poco probable que difieran del conocido ajuste en el número de oficinas de atención a sus clientes.

En una década se ha pasado de un centenar a poco más de sesenta

Una decena de marcas y poco más de sesenta sucursales componen hoy la oferta bancaria de Menorca. Una década atrás, cuando la crisis comenzaba a horadar el sistema económico, había 109 oficinas en funcionamiento. El cierre de los últimos años es consecuencia de la política de empresas bancarias apoyadas en la revolución tecnológica que vive el mundo y que permite al cliente operar directamente desde sus cuentas a través de internet.