Abeer Elsherif | Gemma Andeu

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La ficha

Actualmente vive en...
— Maó

Llegó a Menorca...
— En 2010 con la idea de regresar a Alejandría, pero se quedó

Ocupación actual
— Da clases de inglés en la Escuela de Adultos. En verano trabaja en el Aeropuerto de Menorca

Estudios
— Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Alejandría

Su lugar favorito en la Isla es…
— Binibèquer y Es Grau

Como muchas otras personas que aparecen en esta sección, Abeer Elsherif llegó a Menorca por amor. Conoció a Daniel Márquez Piris, su marido, en Alejandría. Se casaron y su idea era quedarse en Egipto pero aquí están. Ahora, entre otros trabajos, da clases de inglés en la Escuela de Adultos y está muy contenta con sus alumnos. Que le conste, solo ella y otra persona de Egipto residen actualmente en la Isla.

¿Cuáles son sus orígenes?
-Soy egipcia de Alejandría. ¿Quiere saber cómo vine aquí?

Sí, por supuesto.
-Conocí a un menorquín en Alejandría. Nos hicimos amigos mucho tiempo y después nos enamoramos. Decidimos casarnos y tener un hijo. Vino mi familia a la boda en Menorca. La idea era instalarnos en Egipto...

¿Cuándo fue?
-Nos casamos en 2008, pero nos conocimos mucho antes. Él tenía su trabajo en la Biblioteca de Alejandría. Yo enseñaba inglés en la Universidad de Educación. Lo teníamos todo hecho allí. Cuando tuvimos el niño, queríamos venir a Menorca un tiempo. Yo tenía una baja maternal y él quería venir aquí. Era noviembre de 2010.

¿Cómo fue su llegada?
-Fue un shock. Conocía la Isla en verano porque habíamos venido varias veces a visitar a la familia de Dani. Pero noviembre y solos fue como un shock. ¿Dónde está la gente?, ¿por qué se cierra todo?, ¿por qué no hay nadie en la calle?, ¿por qué llueve tanto, tanto?... Fue una gran impresión pasar de una ciudad grande a una isla. Ahora estoy mucho más tranquila y acostumbrada. La verdad, lo agradezco, con un hijo. Pero antes era ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?

Un gran cambio…
-Pero como iba a ser algo temporal, no me afectaba mucho. Nos instalamos aquí de momento y este «de momento» es ya de casi diez años.

¿Qué hacía antes?
Enseñaba traducción de inglés en la Universidad de Alejandria y estaba a punto de hacer un máster. Estaba estudiando español. Mi marido estaba trabajando en un centro de investigación de la Biblioteca de Alejandría. Él también hacía un máster con una beca de España.

Entonces tuvo que buscarse la vida aquí
-Sí tenía que convalidar el título, tenía que hacerme la vida y conocer a la gente, porque antes tenía solo la familia de Maó y de Alaior. Y estaba sólo entre familia, familia y familia que la verdad es maravillosa, en eso soy muy afortunada. Pero no conocía el mundo exterior. No había egipcios aquí en la Isla.

¿No hay ninguna otra persona de Egipto en la isla?
-En verano hay algunos alejandrinos que vienen de vacaciones a Son Bou.

Y, ¿en invierno?
-Nadie. Recuerdo que en Amnistía Internacional me presentaron a un chico, pero solo lo pude ver una vez porque se fue. He conocido a muchos marroquíes, gente de Libia, del Líbano, de Palestina... La verdad es que también hay otro mundo en la Isla. Ahora me parece que hace poco ha llegado alguien de Egipto.

¿Qué lengua se habla en su país?
-El egipcio es un dialecto del árabe, pero digamos que es como el castellano por poner un ejemplo. Por la cultura y las series se entiende en todo el mundo árabe. Después hay dialectos y hay idiomas.

-¿A qué se dedica aquí?
-Al principio me puse a buscar y me ofrecieron dar clases de castellano a mujeres marroquíes. Estuve tres años con ello. Después cuando logré que me convalidaran el título de licenciada en Filología he podido conseguir el trabajo en la Escuela de Adultos. Este es el cuarto año que estoy aquí enseñando inglés.

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Hace otras actividades.
-Antes daba otras clases. Me contrataron dos veces con un contrato de la Unión Europea para enseñar en el hotel Hamilton a los trabajadores. También di clases a profesores para que obtuvieran el B2 de inglés y he conocido a gente maravillosa de toda la Isla. En ocasiones me han llamado para hacer de traductora del árabe en el juzgado y en la comisaría. Además desde hace unos veranos trabajo en el aeropuerto. Acabo de comenzar esta misma semana.

Traductora para casos especiales…
-Me sentía útil aunque también a veces me gastaba emocionalmente. Cuando llegaba gente aquí con pasaportes falsos, me sentía muy mal por ellos, pero tenía que hacer mi trabajo.

¿Le gusta dar clases?
-Lo paso de maravilla. Echo mucho de menos a mis alumnos y ellos también a mi. Como también enseño a adultos he conocido a gente de todas partes, gente estupenda. Muchos menorquines me cuentan cómo era antes la Isla. Al dar clases yo también aprendo. A la gente de Menorca le gusta mucho aprender. Se jubilan y siguen viniendo a clase, se apuntan a hacer excursiones… La Escuela de Adultos está llena, llena, llena.

En una ocasión dio en el Ateneu una charla sobre Egipto para Amnistía Internacional
-Fue en abril de 2011. Querían que explicara la revolución egipcia y di la charla con ayuda de mi marido porque él quería hacerlo en catalán para que llegara más a la gente.

¿Habla catalán, usted?
-Entiendo perfectamente, pero todavía no me atrevo.

Parece que sobre Egipto pesa una maldición política. La revolución tumbó a Mubarak, pero después vino Morsi con el islamismo y le derrocaron dictatorialmente los militares de El-Sisi. Qué panorama tan complicado.
-Es muy complicado. Somos un lugar muy estratégico y hay muchos intereses. Todo el mundo interviene. Ahora nos controlan con el agua de una presa del Nilo en Etiopía. La verdad es que hay una lucha internacional por el control de mi país.

¿Cuál es su lugar favorito de la Isla?
-Muchos. Las playas son maravillosas, únicas. Si tengo elegir dos son Es Grau, porque iba siempre cuando mi hijo era pequeño y Binibèquer. Luego Favàritx, el Camí de Cavalls…

¿Qué diferencias ve entre los egipcios y los menorquines?
-Aquí la gente es amable, es solidaria, ayuda mucho, pero va a lo suyo: su familia, su mundo. Hay diferentes mundos, dimensiones. Lo respeto, pero no es como nosotros. Por ejemplo, en Alejandría llamas a alguien y le preguntas qué hace y si te dice que no está haciendo nada le invitas a tomar un café en casa o si te dice que aún no ha comido lo citas a almorzar en casa. Aquí estas cosas hay que prepararlas. Echo de menos esa espontaneidad. Aquí en invierno la gente no sale a la calle. En cuanto a la comida, es muy parecida porque yo soy egipcia, pero también mediterránea. Nos parecemos un montón.

¿Echa de menos algo de Alejandría?
-Echo de menos todo, aunque ahora no lloro. Antes me emocionaba y lloraba. Ahora muy poco. Allí tengo la familia, mi madre. En Alejandría hay mucha movida, también hay muchos españoles. Yo tenía muchas amistades antes de conocer a mi marido. Es diferente, tienes que verlo para saberlo.

Además tiene fama de ser una ciudad muy literaria.
-Sí lo es. Allí está la Biblioteca de Alejandría, la ciudad inspiró a Lawrence Durell «El cuarteto de Alejandría» y por sus calles paseaba y escribía el poeta Constantino Kavafis. Aunque mi escritor egipcio favorito es Naguib Mahfuz. Algunas de sus novelas describen muy bien algunos de los ambientes de Egipto. En Alejandría se puede disfrutar además cada día del año de actividades culturales gratuitas.

¿Se siente integrada en la Isla?
-Si me hubiera preguntado hace diez años diría que no. La gente me acogía, me trataba bien, pero no me sentía una más. Pero ahora, sí me siento parte de Menorca y mucho. Cuando voy a Egipto añoro mucho la Isla.

¿Fueron a visitar la exposición de Tuntankamón que se hizo el año pasado en Ca n’Oliver de Maó?
-Sí, enseguida. No solo porque me encanta. Con mi hijo cuando vamos a Luxor hacemos cruceros, visitamos monumentos, vamos a museos. Ahora estamos esperando con ansiedad que abran el nuevo museo de El Cairo. Sobre todo quiero enseñar a mi hijo su otra cultura. Siempre le digo: «tú tienes una riqueza porque tienes dos culturas. Tienes que conocerlas las dos». Aquí vamos también a los talaiots, a Líthica y a todo lo que le sirva para conocer mejor su cultura menorquina.