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La pandemia ha traído más humanidad a los corazones, solo así se explica que en un pleno del Consell más de la mitad de los puntos tratados fuera aprobados por unanimidad. O que el PP lograra un sí a una sus peticiones sobre la carretera. Adolfo Vilafranca pedía que Movilidad presente en el plazo de tres meses la opción técnica elegida para Rafal Rubí una vez se ha anunciado el derribo del puente. La consellera Gomis se ha comprometido a ello y la iniciativa fue aprobada por unanimidad.

Después de cinco años, estamos peor, sin carretera, sin proyecto porque el contrato anterior aún no ha sido rescindido y sin dinero, resumió el conseller del PP, quien preguntó a la consellera qué impacto económico tiene el derribo, como ella había afirmado. «La valoración del coste es relativo, se aprovechará el material», respondió Gomis a un Vilafranca crecido que ya había dejado caer que el coste calculado de la demolición en 300.000 euros «supera los 250.000, cantidad que determina la malversación de fondos».

Al conseller Eugenio Ayuso, de Ciudadanos, que intervino en son de diálogo entre PP y gobierno insular y que acusó a los populares de ser corresponsables por no haberla acabado también le respondió con crudeza, «usted habla como si estuviera por encima del bien y del mal, si tiene un idea preséntela», le espetó Vilafranca. Su intento de comparar costes, seguridad y fluidez entre el puente y la nueva solución, la que sea, fue rechazado.