Varios agentes y vehículos policiales en Ciutadella. | r.l.

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Si nadie, salvo los empleados de trabajos esenciales, podía salir a la calle, parece lógico que la estadística de delitos caiga. Es una consecuencia del confinamiento, aunque la reducción de la delincuencia ha sido mucho menos relativa de la que cabía esperar. El total de infracciones penales cayó un 14,3 por ciento, pero a pesar del confinamiento, la cifra de delitos del primer semestre es un cuatro por ciento más alta que la de 2018.

De acuerdo con los datos que facilita el Ministerio del Interior, la tasa de criminalidad (delitos por cada mil habitantes) ha pasado en Menorca de 39,2 en el primer semestre del año pasado a 36,7 en lo que va de 2020. No facilita la comparación entre ambos trimestres, pero todo indica que la obligación de permanecer en casa ha propiciado la reducción de delitos. En el conjunto balear, del primer trimestre al segundo ha caído 7,5 puntos.
Por tipología de delitos en la Isla, el descenso más notable en volumen total y porcentaje se lo apuntan los robos con fuerza y violencia en domicilios, establecimientos y otras instalaciones, que de un año a otro han pasado de 100 a 40. Todos los atentados contra la propiedad individual se mueven en la misma tendencia, salvo los robos con violencia e intimidación. Fueron nueve en 2018 y ocho tanto en los seis primeros meses de 2019 como en lo que va de 2020.

Libertad sexual
Los delitos relacionados con la libertad sexual muestran una elevada caída relativa en clara vinculación con el confinamiento. Si el año pasado fue especialmente crítico en este capítulo con seis agresiones con penetración y veinte delitos contra la indemnidad sexual, las cifras de este año son uno y seis respectivamente, mientras que dos años atrás fueron dos y nueve.

La influencia del confinamiento se observa sobre todo en los delitos de lesiones y riña multitudinaria. El año pasado fueron 20, tres más que el anterior, y este 12.