Pasajeros desembarcan del «Jaume III» de Baleària en el inicio de la desescalada | Gemma Andreu

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El turismo entre islas fue una buena alternativa en julio para aquellos menorquines o mallorquines que tuvieron la posibilidad y las ganas de viajar pero no consideraron oportuno, o adecuado a sus ingresos actuales, marcharse a destinos más lejanos. Entre los que optan por el turismo interior balear entre estas dos islas, el barco se ha consolidado como el medio de transporte preferido. Posibles razones son que, por su amplitud, ofrece una menor sensación de riesgo de contagio respecto al avión y la opción de trasladar el coche.

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Los datos de tráfico de pasajeros en el dique de Son Blanc, aportados por Ports de les Illes Balears, confirman esta tendencia. En julio pasaron por las instalaciones de Ciutadella 40.907 pasajeros de la ruta con Alcúdia, lo que supone un incremento del 23 por ciento respecto al mismo mes del año pasado. Esta cifra contrasta con las 18.387 personas que viajaron en avión en el enlace Maó-Palma en el mismo mes, con un descenso del 42 por ciento respecto a 2019. Unos 7.700 viajeros más en barco, casi 13.000 menos por vía aérea.

Así las cosas, mientras que en julio del año pasado las personas que se movieron entre Menorca y Mallorca (y viceversa) se distribuyeron de una forma bastante equitativa entre el barco (33.202) y el avión (31.158), en el primer mes turístico de este ‘verano covid’ se ha generado un importante predominio de la ruta marítima sobre la área. El tráfico entre islas por Son Blanc fue más del doble que en los vuelos entre el Aeropuerto de Menorca y Son Sant Joan.

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