El viñedo se muestra ya en todo su esplendor, en una imagen tomada el pasado mes de julio.

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Cinco años después de que los inversores franceses Cyril Paillard y Jean Moueix se embarcaran en la creación de una bodega en los terrenos de Torralba, en Ciutadella, el proyecto entra en una nueva fase de tramitación: la exposición pública de la declaración de interés general por parte del Consell. La institución abre el plazo de veinte días para presentar alegaciones y seguir así con el expediente. Pero en paralelo a la burocracia, la tierra ha comenzado ya a dar sus frutos.

Los viñedos están entre los más extensos de Menorca, con 18 hectáreas de plantación y más de 22 hectáreas con la autorización pertinente. Plantar vides es una actividad totalmente regulada que requiere permisos del Ministerio de Agricultura y la Unión Europea, además de tener un plazo para ejecutar esas autorizaciones y luego declarar y registrar los viñedos en Sa Granja.

En Torralba la recuperación del cultivo comenzó en noviembre de 2016, se procedió a la primera plantación en la primavera de 2017 y el año pasado ya hubo la primera vendimia. La producción fue pequeña, no llegó a cuatro toneladas, y se vendió a otras bodegas porque todavía la finca no cuenta con las instalaciones para transformarla en vino. Esa es la parte que está ahora pendiente de la declaración de interés general por parte del Consell insular.

Mientras no se disponga de esos edificios para recibir la vendimia y elaborar los vinos, la producción se vende a otras bodegas, así se hizo el año pasado.

Rendimiento

Ajeno a las vicisitudes administrativas y generoso con los cuidados recibidos, el terreno de Torralba luce ahora con viñedos en todo su esplendor. En cuanto a la producción, si en 2019 la recolección procedía de tres hectáreas en 2020 será de ocho e irá en aumento en cantidad. No solo por el incremento de superficie cultivada sino también «porque la planta se hace adulta», explica el ingeniero agrícola y enólogo Eric Pérez, director del proyecto vitivinícola de Torralba. Este experto recuerda que la plantación de un viñedo se hace con la vista puesta en el largo plazo, con un horizonte de 80 años o más, ya que las vides pueden llegar a centenarias.

En cuanto al tipo de uvas cultivadas, son mediterráneas, adaptadas al clima, a la escasez de agua ahora en verano y a la cercanía del mar. En Torralba, entre las variedades tintas la más numerosa es la Monastrell, y también se ha plantado Garnacha y Callet, esta última originaria de Mallorca; en la variedad de uvas blancas se ha optado por Malvasía.

La recuperación de las tierras de Torralba empezó en 2015, cuando los dos empresarios franceses pusieron su vista en Menorca y decidieron alquilar la finca, un contrato por 99 años. Según los estudios del suelo realizados en ese momento, las tanques que se consideraron recuperables para la viña sumaban 42 hectáreas, la misma superficie que ya se había labrado anteriormente en estos terrenos. Cuando estos promotores se fijaron en Torralba y soñaron con su bodega la tierra estaba abandonada y la vegetación había invadido la zona de siembra. Fue necesario un importante trabajo de desbroce y recuperación del suelo.

El objetivo que avanzaron Moueix y Paillard cuando presentaron su proyecto en Menorca está más cerca de cumplirse: hacer el mejor vino que permita la tierra.