Un botella de alcohol y otra de cola en las inmediaciones de la antigua base. | Gemma Andreu

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Los restos de la antigua base americana de S’Enclusa, en la montaña que le da nombre, entre el Molí de Baix y Son Blanc, en Ferreries, fueron el escenario elegido por un numeroso grupo de jóvenes que en la madrugada del pasado sábado al domingo prolongaron la fiesta hasta que ya había salido el sol.

Al menos unos 40 chicos y chicas habían alargado la noche veraniega accediendo en varios automóviles al alejado enclave que un día ocuparon militares norteamericanos y hoy permanece desocupado y en estado ruinoso, a la espera de que se ejecute el proyecto para convertirlo en Centro de Interpretación de la Reserva de Biosfera.

Algunos excursionistas madrugadores se toparon con los últimos estertores de la fiesta el domingo sobre las 7.30 de la mañana.

En las inmediaciones de la antigua base y en algunos de los barracones que continúan en pie permanecían los cascos de las botellas de alcohol y refrescos que fueron el condimento de los protagonistas de otro de los múltiples botellones que tienen lugar en diversos puntos de la Isla, a pesar de que están prohibidos, especialmente ahora con la normativa del Govern contra la pandemia. La situación alejada de esta montaña puede favorecer este tipo de concentraciones prohibidas.

La Policía Local de Ferreries no tiene conocimiento de la existencia del botellón de este pasado sábado, ni tampoco de que el mismo escenario haya sido frecuentado en otras ocasiones por grupos de jóvenes con el mismo fin. También en el Ayuntamiento desconocen que S’Enclusa haya acogido otras reuniones de esta clase.