La temporada 2020, la peor que se recuerda, da sus últimos estertores | Gemma Andreu

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Mientras la temporada 2020, la peor que se recuerda, da sus últimos estertores, el sector hotelero menorquín ya está planificando la próxima campaña en medio de una gran incertidumbre y con pocas expectativas de recuperación. Los expertos apuntan a que la actividad turística tardará en recuperarse. El año próximo será de transición y todo hace pensar que para recuperar cifras normales (por ejemplo las registradas en 2019) habrá que esperar hasta el verano del año 2023.

«Estamos haciendo los presupuestos del año que viene y todos los estudios hablan de que será un año de transición y que pasarán dos temporadas hasta que se pueda recuperar la normalidad», lamenta Max Weinbinder, director general del grupo Carema Hotels, quien espera que los expertos se equivoquen y que la travesía hacia la normalidad sea de una temporada y no de dos.

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En relación a la temporada de 2021, el directivo señala que «todos coinciden en que la ocupación será muy baja». Y señala a otro handicap que condicionará el ritmo de aperturas del año que viene, la Semana Santa, que el año próximo cae a caballo entre marzo y abril, muy alejada del inicio de la temporada turística oficial, en el mes de mayo. La aparición de la vacuna y su alcance entre la población es probablemente el factor que terminará siendo más determinante para la temporada.

El presidente de la Asociación Hotelera de Menorca (Ashome), Luis Casals, reconoce que los estudios hablan de una recuperación lenta que apunta a 2023 como el del regreso a la normalidad. Explica que ahora están centrados en la creación de los corredores seguros hacia la Isla y celebra que se haya conseguido que las islas tengan un tratamiento diferenciado en función de la evolución de sus cifras sanitarias.

En cuanto a la actual temporada, Casals asegura que los ingresos se han quedado en un 25 por ciento de lo habitual: «Hemos recibido un golpe muy duro», afirma. Preguntado sobre la opción de que los hoteles acometan inversiones de modernización, asegura que en buena parte ese trabajo ya se ha hecho en los últimos años y que lo que ahora necesitan es «liquidez» para mantener los empleos.