El puente de Rafal Rubí en el estado actual, la vegetación ha crecido en el entorno de la estructura de hormigón, que ha aguantado cinco años de exhibición al tránsito. | Josep Bagur Gomila

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Cualquier solución que no sea el puente resulta más insegura, de modo que se tirará la estructura, se eliminará la intersección en aquel punto y se señalizará la calzada con línea continua a la altura del actual cruce de la carretera general con los caminos de Rafal Rubí y de Alcaidús. Esa es la opción ofrecida por la consellera de Movilidad, Francesca Gomis, cuyo departamento sigue estudiando alternativas posibles.

Con esta solución «no se realizaría ninguna intersección ni giro a la izquierda», explicó ayer durante el pleno del Consell en el que se había comprometido tres meses atrás a estudiar y dar a conocer la mejor solución. «¿Esta propuesta es más insegura que el doble nivel? Sí», admitió ante las dudas expresadas por el conseller del PP Adolfo Vilafranca. Conocedor este, según dijo, de las infracciones diarias que observa en el tramo Ferreries-Ciutadella donde se realizan giros sobre la línea continua, reprochó que con esta fórmula se provoquen infracciones. «La densidad de la carretera general es altísima y lo que reclama es evitar cruces a nivel. Lo que propone no es lo más eficiente, seguirá siendo un cruce muy peligroso», reprochó a la consellera. En su opinión, lo más eficiente es ofrecer facilidades al conductor, «si le hacemos circular dos o tres kilómetros más allá, estamos provocando la infracción. Hasta la empresa que ustedes contrataron (Inypsa) apostó por el doble nivel como mejor solución», agregó el portavoz popular. Para llevar a cabo las obras de este tramo, interrumpidas desde hace cinco años, Movilidad propone dividirlas en tres subtramos. El primero comprendería entre la rotonda de entrada a Alaior y pasado el cruce de La Argentina, el segundo discurriría entre este punto y pasado Rafal Rubí y el tercero, hasta Maó. Todo el plan de trabajo está condicionado a la financiación y por eso se plantea de este modo. Cada uno de estos subtramos tendrá un contrato independiente «sin que se solape la ejecución de un tramo con el siguiente», precisó Gomis. La razón de esta partición obedece a la financiación dado que todavía no se ha firmado con el Ministerio de Fomento la addenda necesaria al convenio de 2007 para asegurar el pago una vez finalizado el plazo contemplado en el citado documento. La división en estos tres nuevos tramos permitirá que, si llegada la oportunidad de ejecutar las obras todavía no se hubiera firmado la referida addenda en Madrid, las cantidades serían menores y asequibles para el Consell, que adelantaría la financiación de las obras. Gomis alegó además que será un oportunidad para repartir el trabajo entre más empresas locales al ser los presupuestos más bajos. De otro modo, los grandes proyectos acaban siendo ejecutados por grandes empresas de fuera que luego subcontratan a las menorquinas. La cuestión de la financiación supuso el segundo encontronazo. «Todo son desventajas, el convenio con el Ministerio está prácticamente perdido», le espetó Vilafranca. La consellera Gomis le respondió que en absoluto se ha perdido ese dinero, «estamos en conversaciones, pero justamente estas semanas no son las mejores para ir a Madrid», apuntó. Eugenio Ayuso, quien aprovechó la ventaja de Ciudadanos de no estar ligado al proyecto anterior ni a la solución que ahora se plantea, cargó en ambas direcciones. «Lo que queda claro es que llevamos cinco años de inoperancia y que ha quedado demostrada la incapacidad de resolver una reforma de la carretera porque se han impuesto los criterios ideológicos en detrimento de la seguridad vial», criticó. Desde su punto de vista, el resultado final de la reforma de la carretera ya no será el modelo deseado por ninguno, «es necesario, y es lo que se reclama por parte de los ciudadanos, acabarlo cuanto antes sobre criterios de seguridad, jurídicos y económicos», manifestó. La coincidencia de curva y cambio de rasante en el punto de autos sugiere que cualquier solución que se adopte «no sea a nivel», aspecto en el que ahora, al conocer la propuesta del equipo de gobierno, todos están de acuerdo. Ayuso, en tono irónico, propuso que no sea derribada la estructura, «si molesta, ocúltenla con árboles y hagan lo que hagan, por favor, que sea antes de 2023» con el fin de que la ignominia y la incapacidad política no se prolonguen más, sugirió.

La obra, en tres tramos
La demolición de la estructura es a estas alturas un sobreentendido integrado en la «recuperación paisajística» de la zona. Sí se mantiene la construcción de La Argentina, que será acabada.