Luis Alejandre fue Jefe del Estado Mayor del Ejército entre 2003 y 2004.

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Las discrepancias entre el que fuera ministro de Defensa socialista, José Bono, y el general mahonés, Luis Alejandre, arrancan desde la toma de posesión del gobierno que presidió Rodríguez Zapatero, a partir del 17 de abril de 2004, cuando el militar menorquín ocupaba el cargo de Jefe del Estado Mayor del Ejército, que desempeñaría durante un año y medio. Alejandre defendió ante el nuevo presidente que la retirada de las tropas españolas de Irak, incluida como punto prioritario de su programa electoral, no podía hacerse de un día para otro, tras la toma de posesión del gobierno socialista como pretendía el ministro manchego.

Fue entonces cuando el general hizo ver a Zapatero que existía un compromiso firmado en Varsovia por el que se requería un mínimo de 30 días para que un país retirara a sus tropas de la zona de conflicto en la que estuviese operando. Alejandre convenció al presidente de una cuestión que «es puro sentido común», explica a este diario, lo que contravino a Bono, empeñado en hacer regresar a los soldados españoles apenas unos días después del inicio del mandato. «Nosotros estamos a las órdenes del Gobierno y teníamos asumida la orden que nos iban a dar para salir de Irak, como hicimos con la orden de acudir que había dado el gobierno anterior de José María Aznar, pero todo tiene un proceso».

Cree el general mahonés que a partir de entonces Bono quiso relevarle del cargo que solo ocupó durante 17 meses, tras el fatídico accidente del Yakolev 42 en Turquía, en el que fallecieron 62 militares españoles que regresaban a casa tras cuatro meses y medio de misión en Afganistán y Kirguistán.

José Bono decidió destituir al general menorquín como Jefe del Estado Mayor del Ejército a raíz de este siniestro, aunque la pasada semana reveló en el programa «Salvados», de La Sexta, que el rey emérito, Juan Carlos I, trató de impedir el cese. «Me dijo en un despacho en el Palacio Real que dejara al general Alejandre en su puesto, pero le respondí que siendo yo ministro de Defensa no iba a aceptar esa propuesta».

El militar menorquín no tuvo inconveniente en reconocer ayer a este diario que «Bono siempre suele mentir pero esta vez es cierto que el Rey le pidió que no me cesara, lo supe porque el propio Juan Carlos I me lo contó posteriormente, por eso sé que es verdad».

Bono añadió en la misma entrevista que el Rey, incluso, «llamó al presidente Zapatero diciéndole que el ministro de Defensa no le hacía caso, y yo le contesté que si quería hacerle caso nombrara a otro ministro de Defensa» para hacerse firme en su posición.
Alejandre acabó siendo relevado y en su discurso de despedida ya se refirió «al temblor incierto de ciertas deslealtades, de las venganzas, de los celos, de las mentiras interesadas y de las manipulaciones informativas», en clara alusión, entre otros, al ministro que le cesó. «En todo caso, gracias a eso desde entonces pude regresar a Menorca y hacer otras muchas cosas aquí».

El general cree que la postura del que también fuera presidente del Congreso de los Diputados, «fue puro chantaje», en relación a su posición ante Rodríguez Zapatero, y discrepa del argumento que utilizó Bono para presentar su propia dimisión dos años después por motivos personales, sino que se habría tratado más bien de una destitución.