Gisela López, Miquel Àngel Maria y Bàrbara Torrent, en rueda de prensa | CIM

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El alcohol y la juventud es una mezcla nociva que no se detiene a pesar de las campañas de prevención que emanan de las instituciones públicas y organizaciones privadas. Al contrario, el consumo a edades tempranas continúa provocando adicciones que acaban precisando tratamiento.

La consellera de Bienestar Social del Consell, Bàrbara Torrent, explicó este martes que uno de cada cuatro casos que son atendidos en el Servicio de Drogodependencias de la institución insular, corresponde a personas adictas al consumo de alcohol, que además aún no han cumplido los 30 años.

De los 429 casos atendidos en el servicio el pasado año 2019, casi un 25 por ciento, algo más de 100, correspondieron a jóvenes con problemas por el consumo de alcohol. Estas cifras «hacen más necesaria la prevención, que debe ser un trabajo conjunto porque todos los esfuerzos son necesarios», dijo ayer en la rueda de prensa en la que Projecto Hombre presentó la nueva web destinada a familia, jóvenes y profesionales relacionados con el mundo de la droga.

Los datos del ejercicio anterior, 2019, pueden haber empeorado en el año que finaliza. El confinamiento derivado de la pandemia ha incrementado los casos de adicción al alcohol, explicó el pasado verano la directora del servicio, Assumpta Monell. A comienzos de julio ya se habían registrado en el servicio 15 casos más. El problema añadido, indicó Monell, es que cuando una persona acude al servicio lo hace porque su adicción está ya muy avanzada.

En términos generales, el 44,6 por ciento de las atendidas en el Servicio de Drogodependencias del Consell -188- lo fueron por sus problemas con el alcohol. En muchos casos combinan el alcohol con la cocaína, que es la segunda sustancia que más adicciones provoca en la Isla. En cuanto a los menores de edad que llegan al Servicio la gran mayoría lo hacen por una adicción al cannabis.