El Ayuntamiento habilitará un coworking en la sala polivalente para siete profesionales. | ARCHIVO

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Vecinos de Punta Prima rechazan la transformación de la sala polivalente de la urbanización en un espacio de coworking para siete profesionales. Gisele Boglioli, quien ha sustentado la última presidencia de la Asociación de Vecinos de Punta Prima, indica en una carta que lo que hace falta es «transparencia de recursos y compromiso con la realidad social y no un coworking» haciendo referencia a las actividades y talleres que se han ido desarrollando en este espacio para los vecinos.

La última presidenta de la asociación (ahora la entidad está sin actividad por falta de relevo) recuerda que los vecinos asumieron unas obras de mejora dando «vida y utilidad a una construcción que no tenía razón de ser», asevera. Se utilizó para la realización de talleres, clases de yoga, pilates y tango, exposiciones y mercadillos navideños para que «los inviernos, sin autobús, fueran más sostenibles y cercanos».

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Pero con el anterior gobierno dirigido por Montse Morlà «nos quitaron el acceso a la sala, cambiaron la cerradura e impusieron la obligación de tener que pedir la llave al Ayuntamiento cada vez que usáramos el local, debiendo abonar 50 euros». Y la asociación se fue «apagando». Pone en duda los 22.000 euros necesarios ahora para adecuar la sala cuando «nosotros lo hicimos casi gratis, con una donación de una vecina y con el apoyo vecinal».

El expresidente Javier García Veiga entiende y comparte la tristeza vecinal tras ver caer en saco roto el esfuerzo y dinero invertido en intentar dar vida a Punta Prima. Aunque antepone el hecho que se le dé utilidad a la sala y sirva para dinamizar la zona.