Fin de una etapa. Font, en la mañana del pasado jueves, durante los preparativos de su programa de despedida | Gemma Andreu

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«Siento unos nervios tremendos, parece como si fuera la primera vez en mi vida que voy a hacer radio». Las palabras son de Diana Font Marbán (Asunción, Paraguay, 1962) y las pronunció la mañana del pasado jueves al comienzo del último programa de 2020 de «Más de uno Menorca». Ese fue también el último de su carrera radiofónica en la cadena Onda Cero, la que ha sido su casa durante las últimas tres décadas.

En un año ya de por sí complicado, Font ha decido acogerse al plan de prejubilaciones propuesto por la cadena radiofónica, poniendo así punto final a su carrera periodística. En distintas ocasiones ya había reconocido esas «mariposas que revoloteaban» en su estómago cada vez que se ponía frente a un micrófono. «Hay cosas que no cambian», confiesa durante una charla en la que no esconde sentirse extraña siendo ella la que en esta ocasión tiene que responder a las preguntas de una entrevista.

Lo de la radio en realidad le viene de familia. Su madre ya trabajó en su día como locutora. «Para mí ya lo era todo, recuerdo regresar cada día del colegio y escuchar con ella los seriales», rememora sobre un medio que desde siempre consideró que implicaba «un trabajo fascinante, pero en el que nunca pensé que podría acabar trabajando». Sin embargo, cuando le surgió la posibilidad de hacerlo «me enamoré tanto de ella... Es como algo que se te mete en la sangre y no puedes vivir sin ello».

Aunque se podría de decir que su entrada en el mundo de las ondas fue un tanto accidental. «La verdad es que para mí no hay nada peor que me digan algo como ‘a que no eres capaz de...’». Y ese fue precisamente el reto que le lanzó una amiga sobre unas pruebas que estaban preparando en Radio 80, sintonía que por aquel entonces era de «Es Diari». Aunque para ser justos, dice Font que tiene que reconocer que fue Damià Febrer, cámara de Radiotelevisión Española, la primera persona que le dijo que valía para la radio. Se lo confesó cuando un día se acercó hasta la tienda de electrodomésticos que regentaba Febrer en Ferreries para comprar un regalo a su madre. «Me hizo una prueba en su estudio y dijo...’Tú tienes voz de radio’. Le estoy muy agradecido por ello», rememora.

Y así fue como acabó en Radio 80, donde le dieron la oportunidad de poner en marcha un programa al que ella misma se encargó de bautizar como «El Domingón». Aquellos fueron los primeros pasos en algo que acabó por ser clave en su vida. «Para mí la radio lo ha supuesto todo. Me considero muy afortunada porque creo que trabajar en algo que te gusta es lo mejor que te puede pasar en la vida» defiende la periodista, que entiende ese medio de comunicación «como una forma de vivir; es una forma de sentir, y la verdad es que es algo que me ha hecho muy feliz».

Reconoce haber disfrutado mucho de una profesión que, como tantas otras, implica sacrificios que «pasan factura». «Me ha gustado mucho ejercer de madre», continúa, «pero reconozco que soy de las que alguna vez me he llevado a mis hijos a una rueda de prensa». Y ahora les da las gracias por haber sido generosos: «El otro día les pedí en cierta manera perdón por haberles robado instantes y momentos».

«La verdad es que el periodismo te aporta mucho, pero también te quita mucho», resume Font, para a continuación señalar que la clave es «tener una familia que comprenda tu pasión, y me siento afortunada porque ha comprendido tanto la mía como la de mi marido Pedro», que es como ella se refiere a Pere Melis, periodista del MENORCA fallecido en este fatídico 2020 que acabamos de despedir.

Pero el adiós de Diana a la radio es en realidad un hasta luego. De hecho en Onda Cero ya reclaman sus servicios como colaboradora, pero por el momento ha decidido tomarse un descanso. Aunque reconoce que no va a ser sencillo desengancharse de ese espíritu periodístico que provoca en alguien estar continuamente pendiente de las cosas que pasan a su alrededor. «Mis jefes siempre me han dicho que soy un animal radiofónico y por eso quieren que siga colaborando, pero ahora lo que necesito es un poco de paz», confiesa.

Se marcha con el orgullo de sentirse un poco como de la familia de todas esas personas a las que llegaba cada día a través de las ondas. «Tener alguna trascendencia dentro de la vida de una persona que no conoces y que posiblemente nunca conocerás, la verdad es que es algo que no deja de sorprenderme; y créeme, eso solo lo provoca la radio, es el único medio mágico que lo consigue», reflexiona sobre un canal en el marco de un periodismo en constante evolución: «Siempre se dijo eso de ‘¡Ay cuando llegue la tele!’, pero la radio es imbatible». Lo dice esa locutora a la que muchos imaginaban rubia porque «así les sonaba mi voz», recuerda ahora con una sonrisa, a las puertas de una nueva etapa en la que aspira a dedicarse tiempo a sí misma después de una vida profesional realmente intensa.

Último programa dirigido y presentado por Diana Font en Onda Cero