La escasa afluencia de viajeros ha sido la tónica del pasado año en la Estación de Autobuses y lo sigue siendo estas semanas bajo la influencia de la pandemia. | Gemma Andreu

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La demanda de usuarios de autobús de línea regular cayó el año pasado en picado, prácticamente dos de cada tres pasajeros (un 64 por ciento) que lo habían utilizado el año precedente, han desaparecido de la estadística. A los casi tres meses sin servicio a causa del confinamiento, hay que agregar la minitemporada turística y el recelo que, desde entonces, muestra el viajero al transporte colectivo.

Son las tres principales causas para explicar el bajón. El transporte público es una apuesta política del equipo de gobierno del Consell, titular de esta competencia, y se había relanzado en los años previos a la pandemia. La implantación del autobús como único medio de acceso a las playas de Macarella y Favàrix, abonaba esa línea de incremento del transporte colectivo.

Pero la pandemia del coronavirus todo lo cambió el año pasado y, dado que el transporte es una actividad íntimamente ligada al trasiego de turistas, ha sufrido como pocas otras la ausencia de visitantes. Algunas líneas a playas, como la de Canutells y Binissafúller desde Maó, o la de Son Bou desde Ciutadella, ni siquiera llegaron a ponerse en marcha.

Otra línea relacionada con la afluencia turística, la que conecta Ciutadella con Sa Caleta, Cala en Bosch y Son Xoriguer, una de las zonas con mayor concentración de visitantes, es la que más pasajeros ha perdido, por encima de los 200.000. No obstante, no es este el único motivo, dado que se trata de núcleos con gran peso residencial y, entre noviembre y febrero, tienen en torno al millar de usuarios mensuales, cifra que también se resintió ese periodo ajeno a la temporada turística.

Otra ruta de gran dependencia turística, como la que une Ciutadella con Cala en Blanes, Cales Piques y núcleos cercanos, ha perdido, de un año a otro, por encima de los 100.000 pasajeros.

También la línea de Maó a Sant Lluís y Punta Prima, que por lo general esta operativa todos el año salvo dos meses de invierno, sufre parecida sangría de usuarios, más de 100.000.

La misma tendencia se observa en las líneas interurbanas. El año comenzó con una sólida tendencia al alza, la ruta Maó-Ciutadella registró incrementos de 2.000 y 4.000 pasajeros en enero y febrero, respectivamente, unas cifras que apuntaban a un fuerte crecimiento, pero desde marzo toda la comparación con el 2019 muestra números rojos, los más altos además por ser, con diferencia, la línea que más pasajeros transporta.

Otro tanto ocurre en las rutas de Es Castell y Sant Lluís, que muestran un arranque de año con 2.500 y 1.000 más, respectivamente, en el primer bimestre. La tendencia se invierte desde que en marzo comenzó el confinamiento, pero en junio, en septiembre y en octubre vuelve a cifras positivas en la línea de Sant Lluís, que en medio de la adversidad es la única que ha perdido por debajo del 20 por ciento.