Empiezan a aparecer los primeros brotes de una cosecha que nace marcada por un clima de incertidumbre. | Josep Bagur Gomila

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La pandemia ha frustrado las expectativas de crecimiento de mercado del Vi de la Terra Illa de Menorca, la marca de garantía de la indicación geográfica. En 2020, un ejercicio en que la superficie de viña en rendimiento ha crecido un 20 por ciento, con un aumento de la producción del 4,8 por ciento a pesar de la desfavorable falta de lluvias, las ventas en el mercado no han acompañado.

Según datos oficiales facilitados al Consell por las nueve bodegas acreditada, el balance de ventas en el año de la pandemia ha arrojado un descenso del 23,5 por ciento.

El vino se ha acumulado en las bodegas como nunca antes. La situación afecta especialmente a los vinos jóvenes, los que se producen para ser consumidos en verano y que tienen un mal envejecer, pero también al vino negro. Para impedir que el vino se echara a perder varias bodegas han optado por donar parte de esos excedentes a oenegés y bancos de alimentos, una iniciativa nacida del Consell.

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