Un bar sin clientes en el interior | Gemma Andreu

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La crisis sanitaria está pasando factura no solo económica sino también política. A medida que mejoran los datos epidemiológicos pero las restricciones contra la covid-19 siguen, los apoyos al PSOE se resquebrajan y a la presidenta del Consell, Susana Mora, se le hace cada vez más difícil explicar ante la ciudadanía por qué no llega la esperada relajación en paralelo a la mejora sanitaria. Especialmente porque los propios socios de gobierno cuestionan esta postura y dejan sola a Mora en la defensa del último nivel 1 de restricciones aprobado por el Govern y que este sábadoi entra en vigor. El viernes la representante de Unidas Podemos en la institución, Cristina Gómez, a título personal y en sus redes sociales criticaba abiertamente las medidas, «yo tampoco estoy de acuerdo y ya lo he hecho saber», decía la representante de Unidas Podemos en Maó, anticipando una postura oficial del partido sobre esta cuestión.

Gómez es especialmente dura con algunas de las medidas para Semana Santa y que proceden del Gobierno central, del que forma parte Podemos. «La norma ha olvidado todo el tema de cuidados no institucionalizados», asegura, al tiempo que pone el «ejemplo aberrante» de la limitación de los encuentros familiares a un núcleo de convivencia en las propias casas entre el 26 de marzo y el 11 de abril. «Para ver a mis padres, mi madre tiene 84 y es dependiente grado 2, tengo que llevármelos a un bar, pues si los visito somos dos núcleos de convivencia en su domicilio», afirma, y concluye su entrada con la frase «yo doy por agotada también toda mi comprensión, que ha sido mucha y con convicción durante todos estos meses».

Por su parte, Miquel Àngel Maria, en calidad de portavoz y miembro de la ejecutiva de Més per Menorca, también discrepó con el modo en que se está gestionando la desescalada, sin entrar a valorar las consideraciones de carácter sanitario, «no ponemos en duda las medidas, es una cuestión de salud, pero no se está haciendo bien, la gente entiende las restricciones pero no la confusión y que no se tenga en cuenta la visión de la calle». Maria incide en que el primer punto que genera dicha confusión es que «no ha habido ninguna derogación del sistema de semáforo con las medidas correspondientes a cada nivel, desde un punto de vista jurídico, si algo queda desfasado pero no se deroga, se supone que sigue siendo válido», declaró.

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El portavoz de Més cuestiona también la forma en que se adoptan estas medidas contra la pandemia. «El Govern las va modificando y comunicándolas pero ¿quién participa en su diseño? Es algo que hace la comisión técnica de Salud pero con un hermetismo que no se corresponde con la complejidad de la situación», explica.

Según Maria, es obvio que debe primar la salud «pero también está la realidad social, el bienestar de las personas, la aplicabilidad de las medidas que se adoptan y los sectores afectados, que tienen también algo que decir», resume, «como consellers sectoriales no nos llaman para dialogar, no participamos en nada». El portavoz de Més concluye que el Govern «se ha instalado en el normativismo, que no funciona porque le falta pedagogía» y añade que el Consell debe participar más «porque los consells conocen la realidad de cada isla».

La presidenta socialista, que apeló a la «complicidad de toda la sociedad pese al agotamiento» para ser firmes contra la pandemia, tampoco cuenta como al principio de la crisis con el respaldo de las patronales y del sindicato más afín, UGT.