Imagen de la urbanización de Arenal d’en Castell, donde hoteles y viviendas turísticas compiten. | Gemma Andreu

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La crisis turística provocada por la covid-19 no ha frenado la tendencia imparable de crecimiento de la oferta de plazas turísticas en viviendas. Según la actualización del registro oficial publicada esta semana por el departamento de Ordenación Turística del Consell, en el año de la pandemia otros 435 propietarios de viviendas se han sumado al negocio turístico, lo que supone un incremento de 1.995 plazas de alojamiento en casas, un auge del 8,5 por ciento que explica en gran medida el nuevo récord de capacidad alojativa que ha batido Menorca, donde 2021 ha arrancado con 81.045 plazas, un 3,4 por ciento más que hace un año.

Ese crecimiento de la oferta en el último año se sitúa en números absolutos en 2.643 nuevas plazas, de las que el 75 por ciento, tres de cada cuatro, se han registrado en la modalidad del alquiler turístico. El crecimiento de la actividad turística en viviendas ha sido espectacular en los últimos años. En los siete que van desde 2014 –el último al que se remontan las estadísticas­– hasta 2021, se han registrado 1.787 viviendas más que representan la incorporación de 10.400 plazas a la oferta reglada, un repunte de casi un 60 por ciento en siete años a pesar que sobre uno de ellos pesó una moratoria en la concesión de licencias. La oferta en viviendas vacacionales representa ya el 34,5 por ciento del total de plazas turísticas. Hace siete años su peso específico era del 26 por ciento.

Aunque de una forma mucho más comedida, la oferta de plazas también ha seguido creciendo en el resto de tipologías, con la incorporación en el último año de 675 plazas, un crecimiento del 1,28 por ciento que sitúa la oferta turística sin contar las viviendas en 53.114 plazas. Volviendo a la evolución de los últimos siete años, nótese la diferencia con el caso del alquiler turístico. Desde 2014 se han sumado 3.345 plazas en establecimientos hoteleros, un aumento del 6,7 por ciento. Conclusión, en los últimos siete años el incremento de la oferta de viviendas vacacionales a más que triplicado el vivido en el resto de tipologías de alojamiento turístico.

Especialmente relevante es el caso de los establecimientos de turismo interior, los pequeños hoteles boutique que vienen proliferando principalmente en los cascos urbanos de Ciutadella y Maó. En 2020 han obtenido licencia de actividad otros ocho hoteles de interior que representan la incorporación de 126 plazas, un repunte del 21,4 por ciento en tan solo un año. El último recuento oficial, cerrado a 31 de diciembre de 2020, sitúa el número de este tipo de establecimientos en el medio centenar y la oferta de plazas en 714, números muy menores en comparación con el grueso de la oferta, pero muy considerables si se tiene en cuenta que en 2014 había solo siete de estos hoteles y una oferta insular de 98 plazas.

También sigue incrementándose el número de agroturismos. Se han registrado otros tres en el último año que suponen 58 plazas más y elevan la ofertas total a 33 establecimientos con capacidad para 703 turistas. En los últimos siete años se ha triplicado la oferta alojativa en el campo. Tanto en el caso de los agroturismos, como en el de los hoteles de interior, la previsión es que este destacable crecimiento se mantenga en los próximos años, a tenor del gran número de proyectos que se encuentran en tramitación.

Crecimientos relativamente muy menores se han registrado en la oferta de hoteles y aparthoteles, dos tipologías que suman en estos momentos 26.890 plazas después de incorporar 671 y de ganar cinco establecimientos, un crecimiento del 2,6 por ciento. No obstante, la participación de esta tipología más tradicional de hotel en el crecimiento turístico de los últimos siete años ha sido muy inferior al de las viviendas, con 2.277 nuevas plazas, un incremento del 9,2 por ciento.

Uno de las tipologías de alojamiento más arraigadas desde hace décadas son los complejos de apartamentos, que en el arranque de 2021 acumulan 20.170 plazas en 199 establecimientos. Es la única de las grandes modalidades de alojamiento que ha perdido fuelle en el último año, con cinco establecimientos menos y una merma de 189 plazas. Desde 2014 se han perdido o transformado ocho establecimientos y 128 plazas.