En Menorca, se consumieron 115.320 toneladas de producto agroalimentario en 2019 | Javier Coll

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En pleno debate sobre la necesidad de potenciar el producto de proximidad en el marco de la lucha contra el cambio climático, la Conselleria balear de Agricultura, Pesca y Alimentación hizo público ayer un revelador estudio que sitúa Menorca muy alejada de los objetivos de soberanía alimentaria. Este trabajo, titulado «Análisis de las Cadenas Alimentarias y Diagnosis del Sector de Producción Local, Ecológica, Agroindustrial y Artesanal de Balears», no solo certifica que la gran mayoría de alimentos que se consumen en la Isla provienen del exterior, sino que muestra la escasa capacidad que el sector agroalimentario tiene en la Isla para cubrir las necesidades de consumo del territorio.

A pesar de que la superficie destinada a usos agrarios ocupa en Menorca cerca de la mitad del territorio, concretamente el 44,8 por ciento, la llamada capacidad de autoabastecimiento, es decir, la capacidad de la producción local de satisfacer la demanda, se situó en el año 2019 –el último analizado– en tan solo un 16,1 por ciento. Ese porcentaje está calculado sobre la demanda total, es decir, la de los residentes y la de los turistas, pero tampoco se eleva demasiado si se toma en consideración únicamente a la población local, el llamado indicador de autosuficiencia de los residentes, que se sitúa en el 21,7 por ciento.

El estudio alerta de que esta situación de dependencia forzada del exterior se está agravando con el paso de los años. No en vano en los tres años que van desde 2017, el primero analizado, hasta 2019, la capacidad de autoabastecimiento (tanto de residentes, como de turistas) se ha reducido un 1,4 por ciento y la de autosuficiencia de los residentes, en un 4,1 por ciento. Los autores lo achacan a estancamiento de la producción y al incremento que se ha registrado en la demanda de alimentos.

Detrás de la aparente paradoja de que con cerca de 31.000 hectáreas de terreno para uso agrario solamente se pueda satisfacer el 16,1 por ciento de la demanda, el estudio sitúa la enorme preponderancia que tiene la producción de leche y sus derivados, que representan el 85,7 por ciento del total de la producción alimentaria de la Isla. Ello hace que la leche y sus derivados –principalmente queso– sean los únicos con los que la Isla podría llegar a abastecerse, con un porcentaje de cobertura de la demanda del 72 por ciento.

Dependencia extrema

Otros productos como los huevos, la carne, las hortalizas y las legumbres, se sitúan en tasas de autoabastecimiento que se mueven entre el 21 y el 31 por ciento, mientras que otros productos básicos de la cesta de la compra como son la fruta, las patatas, los cereales, el aceite y el pescado no dan en algunos casos ni para cubrir el diez por ciento de la demanda, por lo que se les cataloga de «autosuficiencia nula», dependiendo casi en su totalidad de la importación. La situación en el resto de islas no es mejor. En Mallorca, el porcentaje de autoabastecimiento se sitúa en el 15 por ciento y en Eivissa y Formentera baja hasta el 3,9 por ciento.

El ‘efecto covid’: un 13 % de residentes compra más local

El estudio «Análisis de las Cadenas Alimentarias y Diagnosis del Sector de Producción Local, Ecológica, Agroindustrial y Artesanal de Balears» también aborda, aunque en muchos casos sin datos concluyentes, sino de percepción ciudadana, los efectos de la crisis de la covid-19 en las pautas de consumo y concluye que se observa un incremento de la compra de productos locales.

La encuesta sobre los cambios en el consumo a raíz de la pandemia refleja que el 13 por ciento de la población ha introducido en su cesta de la compra o incrementado el consumo de productos locales y que alrededor de un diez por ciento dice haber aumentado incrementado la compra de productos agroalimentarios a domicilio, en especial a cooperativas agroganaderas y fincas con servicio de venta directa. No obstante, cabe subrayar que la gran mayoría de consumidores no ha alterado sus hábitos de compra, aunque los autores del estudio consideran que esos tímidos indicadores de auge del producto local en tan corto periodo de tiempo son muy relevantes.

Autosuficiencia

La encuesta realizada también muestra cómo la gran mayoría de la población considera que la irrupción de la pandemia obliga a incrementar los objetivos de autosuficiencia alimentaria de la Isla. Este es uno de los puntos que más destacó ayer la consellera de Agricultura, Pesca y Alimentación, Mae de la Concha, durante la presentación del estudio: «Importamos demasiado y eso tiene graves efectos en el medio ambiente», lamentó De la Concha, quien entiende que este análisis debe servir «para poner en marcha medidas más acertadas y justas».

Este trabajo también arroja estimaciones sobre el impacto económico que tuvieron en el consumo y el tráfico de alimentos los primeros compases de la pandemia. Entre los meses de marzo y junio de 2020, coincidiendo en gran medida con el confinamiento duro decretado por el Gobierno, el consumo de alimentos cayó en la Isla un 21,3 por ciento, aunque con un comportamiento muy desigual entre los hogares, donde el consumo creció un once por ciento, y los establecimientos de restauración, donde los descensos se mueven entre el 51,2 y el 68 por ciento.