Pasajeros llegando al Aeropuerto de Menorca durante la pasada Semana Santa | David Arquimbau Sintes/EFE

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«El hecho de que no se prorrogue el estado de alarma va a suponer un reinicio de los viajes nacionales, se han disparado las reservas desde la Península hasta las Islas». Estas declaraciones que la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, realizó el miércoles tras un acto del sindicato UGT han generado sorpresa entre los empresarios hoteleros menorquines. Según explican desde la Asociación Hotelera de Menorca (Ashome) las reservas hoteleras, al menos en Menorca, no se han inmutado tras el anuncio no oficial de Pedro Sánchez de que el estado de alarma concluirá el próximo 9 de mayo.

Como consecuencia no hay por el momento ningún establecimiento que haya decidido avanzar sus planes de apertura para empezar a recibir turistas en el mes de mayo –teóricamente el primero oficial de temporada–. De hecho la situación es la contraria, el grueso de los establecimientos de costa, que confiaban en abrir sus puertas a lo largo de la segunda quincena de mayo están postergando sus planes a la segunda quincena de junio.

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No obstante, desde la patronal hotelera, más pendiente de los planes de compañías aéreas y turoperadores que no de los cambiantes mensajes que llegan desde la administración, aseguran que de igual modo que se retrasan las aperturas se pueden volver a avanzar. Todo está expensas de saber cuándo habrá negocio turístico y en estos momentos la afirmación es rotunda desde fuentes hoteleras: «Nadie sabe cuándo lo habrá».

Preocupa especialmente el mercado británico y el objetivo es que Menorca pueda diferenciarse de otras regiones y lograr un tratamiento preferente como destino seguro. Los corredores seguros están llamados a salvar los muebles y el gran handicap es en estos momentos el hecho de que desde el Gobierno británico se haya incluido el índice de vacunación entre los criterios para escoger si un destino es verde, ámbar o rojo.

Las consecuencias de entrar en una u otra categoría es crucial para el devenir de una temporada turística que vuelve a estar marcada un año más por la absoluta incertidumbre y por la volatilidad de cualquier previsión.