Bernardito Auza inició su visita a Menorca ayer tarde con una plegaria en el santuario de El Toro. | Gemma Andreu

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El nuncio apostólico en España, Bernardito C. Auza (Talibon, Filipinas, 1959) inició este viernes tarde su visita a la Diócesis de Menorca con una vigilia de plegaria en el santuario de la Mare de Déu del Toro, patrona de la Isla.

El coro de la parroquia de La Concepción de Maó intervino en este primer acto. Menorca es la primera diócesis de Balears a la que acude Auza, tras haber sido invitado por el obispo Francesc Conesa. Inicialmente el desplazamiento se había previsto para enero, con motivo de la festividad de Sant Antoni, patrón de Menorca, pero las restricciones por la pandemia de la covid motivaron su aplazamiento.

«La visita del nuncio apostólico nos brinda la oportunidad de manifestar nuestra comunión con el ministerio del Papa Francisco», manifiesta Conesa Ferrer. Explica que «los nuncios o legados apostólicos tienen importantes funciones en orden a fomentar la unidad entre una iglesia particular y el Santo Padre». Según el pastor de la Diócesis de Menorca, «su presencia entre nosotros es una manifestación de la solicitud del Papa por todas las Iglesias esparcidas por el mundo».

Los sacerdotes, diáconos y personas de vida consagrada de la Diócesis tendrán oportunidad de mantener un encuentro este sábado por la mañana en El Toro con el nuncio, que a las 12,30 horas celebrará la misa en el santuario.

Sucedió a Renzo Fratini

El 16 de enero de 2020 Bernardito Auza presentó sus credenciales ante el rey Felipe VI en La Zarzuela. Había sido nombrado por el papa Francisco en octubre de 2019. Sucedió, en la Nunciatura Apostólica, al italiano Renzo Fratini que visitó Menorca en mayo de 2018. Hace pocos días, con motivo del quinto centenario de la evangelización de Filipinas, el nuncio Auza manifestó estar «muy agradecido al Santo Padre por el nombramiento de nuncio apostólico en España».

Afirmó que «tengo muchos lazos con España, aunque en Filipinas no hablamos español.. Pero para mí es providencial, y también la Iglesia en Filipinas siempre está agradecida a lo que los misioneros españoles nos enseñaron. Nuestras raíces más profundas están aquí en España».