Medalla, anillo, título, guantes y birrete. El rector Llorenç Huguet impone el birrete multicolor a Pilar Benejam como nuevo miembro de la comunidad académica de la UIB | Gemma Andreu

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Pilar Benejam, que fue investida este jueves a mediodía doctora honoris causa por la UIB, obsequió con una magnífica lección de pedagogía a quienes pudieron acompañarla en el acto. La claridad de su mensaje es un halo de luz en la politizada atmósfera de la educación. «La formación del profesorado es la clave en cualquier reforma educativa», dijo desde la autoridad que emana de su dilatada experiencia profesional en este campo.

Tras un obligado y sentido capítulo de agradecimientos, habló de su trayectoria, «aprender siempre es muy difícil, mis alumnos me han enseñado a hacer de maestra, ellos son los que enseñan», confesó antes de incidir en una de las ideas en la que más énfasis ha puesto en su carrera como la importancia formativa del maestro.

Bernat Sureda, padrino de la doctoranda y Miquel Oliver, decano de la Facultad de Educación, ya habían resaltado en sendas intervenciones previas algunas de las premisas que caracterizan el, en su tiempo, revolucionario pensamiento pedagógico de la ayer homenajeada.

Benejam evocó a Marta Mata y el grupo Rosa Sensat, una escuela de maestros que centró sus esfuerzos en la formación. Este tipo de movimientos «fueron un grito de resurrección del humanismo» en plena Dictadura, ya que aquel trabajo data de los años 60. Mencionó los tres principios que guiaban su labor, ayudar al desarrollo integral de todos los individuos atendiendo a la diversidad de su capacidad, formarlos como futuros miembros de una sociedad democrática y trabajar por que se sintieran felices, aprendieran con rigor pero con gusto e interés.

Fracaso escolar insoportable

Citó a Eugeni d’Ors, «todo lo que no es tradición es plagio», relató algunas anécdotas personales y luego llamó la atención sobre problemas actuales. «Tenemos un nivel de fracaso escolar doloroso, no es soportable», acusó. En la misma línea de crítica aparece el elevado nivel de abandono escolar, «no todo el mundo sabe enseñar, no basta saber, hay que lograr que los alumnos aprendan», apuntó lejos de cualquier atisbo de corporativismo profesional.

Sugirió, de hecho, que los futuros enseñantes cursen un ciclo completo de estudios superiores antes de recibir una formación profesional. Y, en segundo lugar, propuso que quien quiera dedicarse a la enseñanza pase antes una prueba de selección «porque todo el mundo no sirve para ser maestro o profesora». Y como prueba de selección descarta las actuales oposiciones.

«El saber profesional exige conocimiento teórico y práctica. Es en la práctica donde se comprueba que el conocimiento es una reconstrucción personal. La teoría sin práctica es pura especulación y la práctica sin teoría se convierte en repetitiva y divagante», explicó antes de hacer una loa del saber escuchar a otros, que calificó como el principio de la igualdad, «sus razones pueden ser tan importantes como las propias», reflexionó.

Una cerrada ovación de más de un minuto puso fin a la lección magistral.