El documento impulsado por la asociación Leader considera que la baja rentabilidad es en estos momentos el problema capital de las fincas de Menorca.

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La aplicación de nuevas tecnologías, recursos para la innovación y la mejora del conocimiento en las fincas de Menorca para el incremento de su rentabilidad es la premisa fundamental del documento «Estrategia Agraria de Menorca», un plan de acción para promover la sostenibilidad de la agricultura en la Isla que ha sido impulsado por la asociación Leader, financiado con fondos europeos Feader y realizado por un equipo de expertos ( Núria Madeo, Xavier Abad, Francesc Font, Marc Grijalvo, Roser Febrer, Josep Calero y Eva Teixidor). El documento se presenta oficialmente mañana (12 horas, Sala Multifuncional de Es Mercadal) en un acto abierto al público.

El punto de partida del plan de acción, y para el que se espera contar con la implicación de las administraciones públicas, es el análisis previo de la situación del campo en la Isla. «Se considera que tiene solo un único problema» y este es «las rentabilidades de las actividades agrarias y ganaderas». La receta para solventarlo pasa por «una transformación», una ruptura. Para ello, esta hoja de ruta, que no tiene pretensión de carácter normativo, plantea 59 medidas para las cuales se ha calculado una inversión, hasta 2025, de unos 25 millones de euros.

De las propuestas que incluye la estrategia, una parte importante están orientadas a la modernización de las empresas, sin perder de vista sus potencialidades y su saber hacer acumulado. Por eso, se plantea destinar recursos a atraer tres proyectos innovadores con capacidad de generar esta transformación. También se impulsaría la implantación de startups centradas en este sector. Además, se subvencionarían hasta cuatro empresas que contribuyeran a la implantación de nuevas técnicas productivas, entre otras iniciativas.

Para las empresas ya radicadas en la Isla, la «Estrategia Agraria de Menorca» contempla un plan de inversiones para la modernización de la maquinaria y los equipamientos, entre otros elementos. Esto vendría acompañado de un plan de transición digital. Se reserva un apartado para la innovación en la elaboración de productos lácteos, como variantes estratégicas a la predominante, ahora mismo, producción de queso.

En paralelo, y de forma necesariamente complementaria, se incluyen en el plan actuaciones concebidas para mejorar la formación de los trabajadores del campo, así como intervenciones acordes con las prácticas sostenibles en recursos como el agua o la energía.

Si bien las mejoras en la producción se consideran fundamentales en el documento, no tiene menos peso el proceso posterior a la obtención del producto: la comercialización. Una de las líneas de trabajo incide en la optimización de la venta directa, al mismo tiempo que se ofrece apoyo a la exportación, aspectos que se recogen también de forma específica en el subapartado que el documento dedica al producto lácteo. Se propone además la creación de un gran mercado on line de empresas agroalimentarias de la Isla, por citar algunos ejemplos en este sentido.

No obvia la estrategia el hecho de que Menorca es un territorio donde buena parte de la economía gira en torno al turismo. Así las cosas, se incide en la necesidad de trabajar de la mano de los alojamientos para la creación de sinergias. La simbiosis sería bidireccional, porque incluso los productos agroalimentarios exportados se convertirían, según el plan, en elementos de promoción turísticas a través, por ejemplo, de su etiquetado. También se pone sobre la mesa la creación de productos combinados. Pero se va más allá, puesto que «las posibilidades de maridaje con otros sectores no son solo turísticas» sino que podrían extenderse a otras actividades.

El camino de la sostenibilidad del campo menorquín está fijado. Ahora, como apunta el documento, para recorrerlo se requiere un «esfuerzo compartido y generoso entre todos».