La Plaza Consistorial de Pamplona, a la hora del chupinazo que inicia la fiesta el día 6, sin concentración masiva de personas | Diario de Navarra

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Una efectiva campaña de información que ha frenado la avalancha de visitantes, la concienciación de la población autóctona, y un dispositivo policial con 500 efectivos han dado como resultado que San Fermín esté pasando de largo en la semana festiva tradicional de la ciudad de la que es su patrón, Pamplona.

Al contrario de lo que ha ocurrido en Ciutadella, todas las medidas preventivas determinadas por el Ayuntamiento, fuerzas policiales y la Comunidad Foral de Navarra han logrado que no haya sanfermines en Pamplona por segundo año consecutivo debido a la pandemia. La denominación extendida de la ‘no-fiesta’ en este caso sí se ha correspondido con la ausencia de aglomeraciones peligrosas, incidentes y cualquier otro tipo de evento relacionado con la que está considerada una de las fiestas más multitudinarias y célebres de todo el planeta. Normalmente, explica José Murugarren, del «Diario de Navarra», la población de 200.000 habitantes llegaba al millón esta semana. Afortunadamente los que se han desplazado a la capital navarra han sido unos pocos miles esta vez.

Hasta ahora la Policía Local, la Policía Foral y la Nacional solo ha tenido que disolver un botellón bajo el puente de El Vergel, en la madrugada del día 7, en una zona alejada del centro de la ciudad, donde se habían congregado 600 jóvenes. Al organizador se le extendió una propuesta de sanción de 60.000 euros.

La primera medida adoptada por la comunidad antes del día 6 de julio, que es cuando se lanza el chupinazo desde la Casa Consistorial como inicio de la fiesta, fue el retroceso en la flexibilización del ocio nocturno. Se ordenó regresar al cierre a la 1 de la madrugada en lugar de a las 4, como se había permitido desde dos semanas atrás.

Las redes sociales bombardearon mensajes institucionales, a partir de un consenso absoluto de todas las fuerzas políticas, recordando que no se celebraban las fiestas y que se priorizaba la salud de las personas. El alcalde, Enrique Maya, animó a los pamploneses a que se quedaran en el entorno de sus barrios en lugar de acudir al centro.

Policías locales y forales de Navarra desalojan la calle Calderería.

Los dispositivos itinerantes de la policía están resultando determinantes. El sistema de control de mando ubicado en el mismo Ayuntamiento con presencia de todos los mandos que observan las imágenes de las cámaras ayuda a la percepción visual de las patrullas de agentes de la Policía Local, Foral y Nacional distribuidos por los puntos más habituales de concentración humana, como la Plaza del Castillo y la Plaza Consistorial. Este aforo móvil supone que cuando observan que en cualquier calle hay demasiada gente y puede producirse una aglomeración, la cierran. Hasta que no sale un grupo de personas no permiten que otros accedan a ella.

Los restauradores de locales están aleccionados para que avisen a la policía si ven que sus aforos se desbordan, y acordaron con el Ayuntamiento que no hicieran sonar la música sanferminera para neutralizar el ánimo de los grupos. Todo ha funcionado hasta ahora.